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Un teatro público debe, entre otros objetivos, seleccionar obras con un mínimo de calidad. No entiendo qué ha motivado la presentación de una obra como esta, más propia de teatro de aficionados, en la que el texto y la dirección producen cierto sonrojo, salvo que sea por cubrir la cuota femenina (flaco favor).


Aquí es un monólogo a tres voces de tipo coral. Tres actrices interpretan a la misma mujer: recitan al mismo tiempo las mismas frases o hacen coro de repetición. En alguna ocasión, asumen partes diferentes del monólogo o dan voz a otro personaje (breve réplica).

Este recurso podría interpretarse como una forma de ampliar el horizonte del drama que se nos presenta: una mujer por todas las mujeres, por ejemplo. Un recurso que debería tener un significado, una lectura más allá de lo que vemos, pero para eso ¡debe existir una historia que contarnos, algo interesante!


El argumento: una joven (multiplicada por tres) con su vestido de novia ensangrentado se encuentra perdida por Nueva York tras huir de la boda en la que su novio y otros familiares del novio han muerto a balazos. Está desorientada, ha perdido su bolso, solitaria entre la multitud de la gente que pasa por la Estación Central.

La ilusión de su vida era visitar esta ciudad y casarse, claro, pero allí ha quedado abandonado el banquete nupcial, con lo rico que debía estar todo (aquí va una enumeración del menú), ahora quién se lo comerá. También recordará su juventud, una madre que los abandona, un padre que la tiraniza, cuidadora de sus hermanas, explotada, abusos... Con la boda se iba a trasladar a Alicante, mandó sus muebles aunque no sabe a qué ciudad exacta iba a ir... En fin, unos pensamientos que, junto a la aniñada interpretación, nos hace pensar que la chica/las chicas no tienen muchas luces. Solo oír, por enésima vez, a las tres gritar al mismo tiempo y con acento inglés impostado que se encuentran felizmente en el Grand Central Station...


Esta especie de monólogo, entre descripciones culinarias y otras sandeces, incluye una retahíla de "ricos" adjetivos, de esos que se incluyen en un texto para "elevar" su categoría; vamos, el defecto propio de un mal dramaturgo (o dramaturga).


La dirección lleva a estas tres actrices a moverse por el escenario como en una noria, con gritos, lloriqueos, risas... incluso se llegan a acercar a los espectadores para dar "intensidad" a una escena.


Las interpretaciones son penosas: jóvenes actrices afectadas, exageradas, incontenibles. Es imposible que nos creamos lo que representan.


Difícil que en un teatro profesional podamos asistir a una función tan lamentable. No hay nada salvable.

Texto y dirección: Queralt Riera

Intérpretes: Candela Arroyo, Núria Tomás, Anna Colet

Escenografía y vestuario: Nuq

Producción: Candela Arroyo

Teatro: Fernán Gómez 1 al 17 de noviembre de 2019

Duración: 60 minutos

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