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A Margarita

Hablar de la muerte cercana es un tema tabú en nuestra vida diaria, una idea que solo acude a nuestra mente cuando hay alguien cercano que se encuentra en esa circunstancia. Un tema que, difícilmente, puede atraer a un lector, un espectador de cine o de teatro y, por tanto, poco tratado. ¿Puede exponerse de forma atractiva? Sí, por lo menos en manos de Carlos Be y su Margarita.

El autor ha decidido abordarlo alejándose del melodrama, convirtiendo esa situación en una extraña, entrañable y sugerente comedia. Reír y entender, afrontar con el personaje sus últimos 180 días de vida, acercarnos con empatía y valentía, con un monólogo lleno de humor e ironía.


El día de su cumpleaños, Margarita recibe un único regalo, el que le hace el médico tras felicitarla: tiene cáncer de vesícula biliar y le quedan 180 días de vida. Un cáncer de un órgano anodino, si al menos fuera de mama o útero... se dice con rabia feminista Margarita, ella que ha sido una mujer tradicional en su anodina vida: ha tolerado un marido infiel hasta que un día él decide dejarla por otra, tres hijos ya independientes que no le hacen mucho caso. Una mujer sin vida propia, en un trabajo que no le interesa... El hijo mayor que piensa quedarse con su piso, la hija mediana con buenas intenciones pero aburrida, muy aburrida la pobre, y el hijo gay que lleva su propio rumbo. El marido machista, egoísta, vamos, un cabrón como el hijo mayor, nos cuenta. Y así Margarita nos va desgranando lo que es y ha sido su vida, las decisiones a las que se enfrenta, sus ilusiones, su necesidad de encontrar a alguien que la quiera...


Ironía, rabia, humor, pataleo y bailoteo, Margarita tiene muchas cosas que contarnos desde su cercanía. Un monólogo ingenioso que nos descubre muchos aspectos de una persona convencional pero muy humana, con mucho que decir. Un monólogo que, a pesar de esa cuenta atrás de días (cuenta atrás que aparece en la pantalla) que sobrevuela y pesa a lo largo de la historia, consigue del espectador una alegre empatía. Un monólogo que se convierte en un auténtico carrusel de emociones plagado de crítica e ironía.


Desde el primer momento Sara Moros nos ha ganado, conectamos con su vitalidad, sus dudas, su miedo y sus arrebatos llenos de desenfado. El exigente texto que intercala comedia y drama, ternura y coraje, lo interpreta con apabullante versatilidad. La polifonía de las personas que representa transcurre con naturalidad, uno de los aspectos más complicados del texto si no se domina tal y como lo hace esta gran actriz.

La dirección de Sandra Dominique es eficaz, su dramaturgia escénica se ajusta al texto con mínimos cambios (añadido de canciones acertado, repetición de alguna frase innecesaria) y consigue acompañar a esa Margarita con el equilibrio perfecto. Una limitada escenografía que gracias al trabajo de la directora llegamos a obviar.

La parte técnica, el día del estreno, resultó espantosa, propia de teatro aficionado, sin contar con los fallos de coordinación de iluminación, proyección y sonido, disculpables en un primer día. Pero no disculpable la mala iluminación dejando a la actriz en sombra o la disminución brusca de intensidad de los focos para remarcar los momentos íntimos, por ejemplo.


Sara Moros es la perfecta Margarita que podríamos imaginarnos leyendo el espléndido texto de Carlos Be. La versión que podemos ver en los teatros Luchana está a la altura del difícil reto que supone hablarnos de la muerte cercana desde la sonrisa vital.


Saldremos con esa sonrisa y muchas reflexiones propias y ajenas sobre lo que puede ser la vida de una persona que hace lo que puede para seguir adelante.

Imprescindible acercaros a disfrutar y a acompañar A Margarita.

Texto: Carlos Be

Dirección: Sandra Dominique

Intérprete: Sara Moros

Ayudante de dirección: Inma Isla

Dirección técnica e iluminación: Amalia Portes

Teatro: Luchana Noviembre 2018 Septiembre y octubre de 2019

Duración: 90 minutos

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