top of page

Los Remedios


Los Remedios es un barrio popular de Sevilla. Fernando y Pablo crecieron allí y han mantenido una amistad desde entonces. Ahora son actores y nos cuentan su historia y la de su familia con mucho humor, ironía y desparpajo.

Teatro de autoficción, vital, con dos actores que nos asombran por su capacidad de desdoblarse en múltiples personajes.



Los Remedios es una obra que destaca por la forma en que está contada, por cómo ha sido llevada a escena. El argumento nos adentra en una biografía fragmentada de la historia de dos amigos y en el costumbrismo, con un simpático retrato del barrio andaluz humilde. Escenas familiares típicas con las conversaciones de las madres alabando a sus hijos, los niños en la escuela, los piropos de los abuelos a los recién nacidos o el cortejo de vestir a los niños para salir un día de fiesta. Escenas tratadas con un humor cómplice, algo irónico.

Junto a esta dramaturgia tradicional, se introducen proyecciones tipo super 8 y fotografías de álbum, reforzando el carácter de autoficción en el que los actores representan su propia vida.

Al mismo tiempo, utilizarán los micrófonos para narrarnos episodios, intercambiar recuerdos entre ellos o simplemente dirigirse directamente al público.

Lo tradicional, sevillanas y procesiones de semana santa, se entremezcla con un baile provocador o, al final, con una danza gestual.

Esta forma de utilizar las técnicas más actuales de la dramaturgia contemporánea junto a la representación más tradicional, confiere a la función un carácter muy especial.


Al principio de la obra, por ejemplo, se proyectan unas frases: preguntas filosóficas sobre la identidad del individuo, su raíz, lo que contiene nuestro cuerpo de nuestros antepasados; unas cuestiones que tendrán su respuesta en la escena final de danza, con esos movimientos veloces y repetidos (puro gesto) de los actores casi desnudos y que resumen las vivencias ya vistas. La obra adquiere, así, una dimensión que va más allá de la biografía de una pareja de amigos y de la sociedad en la que vivieron.

Gran trabajo interpretativo de estos dos actores que son capaces de cambiar en un segundo de personajes, de madre a hijo, de maestro a alumno; saltar con naturalidad del chascarrillo humorístico al momento más íntimo.

Hay dos aspectos de la función que desequilibran el buen resultado: por una parte, el excesivo protagonismo de Fernando que a veces difumina esa historia de una amistad (Pablo se encarga de representar muchos más personajes y abandona demasiadas veces su propio personaje); por otra parte, la duración de dos horas resulta excesiva en algunos momentos por dilatar escenas o exponer otras semejantes. De todas maneras, la larga duración de la obra se compensa con un montaje dinámico que no deja respiro, pasando de un episodio a otro, y con ese humor que consigue una sonrisa complaciente.


En escena, la pared de un salón tradicional servirá de biombo para que los dos actores cambien de escena o de papeles, aunque en numerosas ocasiones cambien velozmente de ropa o peluca delante de los propios espectadores.


Teatro que se disfruta por su sano humor, por el valor testimonial de una parte de nuestra historia social, por su dinamismo y por el trabajazo de estos camaleones.

Texto: Fernando Delgado-Hierro

Dirección: Juan Ceacero

Intérpretes: Fernando Delgado-Hierro, Pablo Chaves

Ayudante de dirección: Majo Moreno

Escenografía y vestuario: Paola de Diego

Iluminación: Juan Ripoll

Producción: Compañía Exlímite

Teatro: Sala Exlímite

Reestreno: 4 de octubre a 3 de noviembre de 2019

Mayo y junio de 2019

Duración: 120 minutos

Busco...
PRÓXIMOS RETOS
OBRAS DE TEATRO
OBRAS DE LITERATURA

Únete ahora a nuestra lista de correo

bottom of page