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Próximo


Una relación sentimental a distancia, que se mantiene por teléfono y skype, representada en el mismo espacio creando un bello juego de proximidad, con dos actores que casi se rozan pero no con la mirada. Este efecto paradójico de ausencia-presencia, junto a las interpretaciones, es lo mejor de la función.



Un argentino emigrante en Australia, sin papeles, que se gana la vida como puede y un español de familia acomodada que vive en Madrid y trabaja en telenovelas, se conocieron a través de las redes. Desde entonces, mantienen una relación sentimental por móvil y skype, comparten sus alegrías y sus problemas. Mundos personales diferentes y, sobre todo, distancia física son los ejes que la relación debe superar. Un posible viaje promocional de la serie puede hacer realidad el primer encuentro de la pareja.

La idea de la obra supone el reto de conseguir que lo contado nos resulte creíble y, además, que la dirección e interpretación en el mismo espacio logre que ese juego funcione sin fisuras, que esté ajustado perfectamente. Claudio Tolcachir consigue que el efecto funcione, es el toque mágico de la función: los dos actores se mueven por el salón/estudio como se espera que lo hagan en su casa, se entrecruzan sin mirarse, atentos a los dispositivos que les dan voz e imagen, que los conecta. Hay una poesía escénica en algunos momentos, cuando casi se rozan, cuando tienes la necesidad de que se miren en esa ocasión posible pero que no lo es.


Pero por otra parte, la obra tiene diálogos que no siempre consiguen interesar, suprimibles, que ni siquiera aportan aspectos de los personajes significativos o de su evolución. De hecho, hay cierto inmovilismo en el carácter de los mismos; hasta la crisis en la relación resulta liviana en comparación con la esperable gravedad de los acontecimientos.

Dos de las escenas más dramáticas que viven los personajes, las relacionadas con la madre de uno y el padre del otro, nos quedan cojas, no transmiten emoción al espectador.

Tolcachir está magistral en la dirección pero como dramaturgo se queda corto. Una lástima porque la obra, con otro escritor, podría haber sido maravillosa.

Santi Marín y Lautaro Perotti impresionantes en su interpretación tan natural con esa dificultad del trabajo de "coordinación ausente". Unos actores que deberían estar más tiempo sobre las tablas españolas.

Próximo es una de esas obras que ya solo por su planteamiento escénico original merece verse.

Texto y dirección: Claudio Tolcachir

Intérpretes: Lautaro Perotti, Santi Marín

Escenografía: Sofía Vicini

Iluminación: Ricardo Sica

Vestuario: Cinthia Guerra

Producción: Complejo Teatral de Buenos Aires, Jonatha Zak y Maxime Seugè, Timbre 4

Teatro: La Abadía 28 de noviembre a 22 de diciembre de 2019

Duración: 75 minutos

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