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La señora y la criada


Esta versión de La señora y la criada se plantea como una comedia con toques de musical italiano de los 50, humor hiperbólico, personajes ligeros y mucho movimiento. Alejarse del teatro clásico con un montaje ligero y festivo, más próximo al consumo de comedias actuales, parece el propósito de ésta.


Estamos demasiado bien acostumbrados a las versiones inteligentes y sensibles de Miguel del Arco, obras que se aproximan a nuestro tiempo desde la estructura y el sentir original, sin caer en reducciones simplistas. Baste recordar su magistral Misántropo.

En La señora y la criada la adaptación es responsabilidad de Julio Escalada y la dirección de Miguel del Arco. Vaya por delante que desconozco la obra original en la que se basa.

Nos encontramos con una intriga palaciega con requiebros, lances y enredos que presentan las características habituales del teatro del Siglo de Oro. Por supuesto, habrá amores no correspondidos y bodas impuestas que tendrán un final feliz en el último momento.

Con estos materiales, Calderón ha ideado grandes comedias; aquí parece que es una obra de transición. Y la idea de este montaje parece que así lo ha entendido.


En esta función predomina la música, la comedia ligera y grandes dosis de efusión juvenil. El ritmo es endiablado, las situaciones se suceden - casi se atropellan - en una espiral vertiginosa.

Los actores suelen mostrar demasiada vehemencia, energía poco contenida, salvo en los momentos íntimos. Algunas veces se cae en la pura parodia, sin pudor alguno, como en el caso del recurso del travestí exagerado, de cánones ya caducos, o ese personaje femenino que exagera su origen vulgar con acento castizo y movimiento de labios-lengua propios de guiñol.

Por supuesto, hay escenas en las que respira la función, por necesidad, aquellas en las que contemplamos declaraciones de amor o lamentación amorosa.

Los números musicales corales amenizan, los solos desafinan penosamente.


El diseño de la iluminación y vestuario se ajusta con acierto a la época y el musical que nos ofrecen. La escenografía, en cambio, es excesivamente funcional.


Los montajes de la Joven Compañía de Teatro Clásico no siempre consiguen el deseable equilibrio clásico - contemporáneo.


La función resultará agradable de ver a gran parte del público. La sorpresa de ver una comedia alegre y cercana que rompe las barreras del canon historicista a favor de la fiesta y el champán (o lambrusco).

Texto: Calderón de la Barca

Versión: Julio Escalada

Dirección: Miguel del Arco

Intérpretes: Mariano Estudillo, Aisa Pérez, Pau Quero, Alba Recondo, Víctor Sáinz, Irene Serrano, José Luis Verguizas, José Cobertera, José Luis Martínez, Anna Maruny, Alejandro Pau

Escenografía: Amaya Cortaire

Iluminación: Juanjo Llorens

Vestuario: Sandra Espinosa

Música: Arnau Vilá

Teatro: Teatro de la Comedia

10 de diciembre de 2019 a 2 de febrero de 2020

Duración: 80 minutos

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