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El coronel Chabert (1832) de Honoré de Balzac



"El coronel Chabert" es una de las mejores novelas de Balzac. Nos ofrece una cruda visión del mundo, el revés del que fue un héroe cuando todo el mundo le da la espalda, una caída que lleva a la miseria y a la locura. Con sencillez, en pocas páginas, nos retrata con contundencia el mundo de la justicia / injusticia, la ambición y la manipulación. No hay cabida para el que cae y se vuelve débil.







El coronel Chabert es presentado al lector en una visita al despacho del procurador como un viejo pobre, de ropas raídas, un hombre derrotado, fulminado por el dolor, de rostro degradado, sin expresividad, una fisonomía cadavérica o propia del idiotismo... así nos lo describe Balzac. Añade un detalle más, lleno de patetismo, la peluca queda pegada al sombrero que se quita mostrando su cráneo mutilado por una cicatriz. Una mención sobre su presunta muerte en una batalla y que su mujer está casada con el conde Ferraud, nos acerca al drama que pesa sobre el personaje, ya marcado por su aspecto. El contexto decrépito y sucio del despacho con sus míseros e irrespetuosos empleados es el marco que encuadra la escena de este personaje que acude en busca de ayuda. La atención que le dedica más tarde el procurador Derville es el primer signo de esperanza en su largo periplo.


Hay dos personajes que nos atrapan por su honradez, el héroe que se ha convertido en un paria y el hombre pragmático que le ayudará, pero no más allá de lo requerido: el coronel Chabert y el procurador Derville. Frente a ellos, se encuentra la sociedad despreciable y toda la estructura social que la sostiene. Los miserables que actuarán en su propio beneficio sin importar la persona que tengan que anular, desde el simple funcionario hasta el familiar más cercano. Su ex-mujer sabrá manipular con maestría la inocencia de Chabert. La maquinaria burocrática será implacable: la persona que no se mantiene en pie y no aguanta la presión acabará aplastada. La contundencia es desoladora. Balzac no se permite sensiblerías, nos acerca a la humanidad destrozada del protagonista lo necesario para que lo comprendamos y seamos más conscientes de la crueldad de los hechos. Balzac utiliza las palabras justas, la novela es corta.


La escena que describe el coronel Chabert del campo de batalla tras la contienda, los muertos y la tierra que lo cubren, cómo se abre paso a la superficie... nos hace testigos del trágico momento desde la veracidad del relato. De forma paradójica, nadie cree esa historia y para el mundo es producto de la fantasía de un loco o un mentiroso, salvo para el procurador y el lector.


Balzac es un escritor realista que conoce a fondo las cloacas de los hombres. Acabaré con las palabras de Derville: "¿Sabe usted, querido amigo, que hay en nuestra sociedad tres hombres, el sacerdote, el médico y el hombre de leyes, que no pueden estimar el mundo? Visten ropajes negros, porque quizá llevan luto por todas las virtudes, todas las ilusiones".

Si esta frase no os convence de la genialidad de Balzac, poco más puedo añadir.






En esta edición se incluyen tres cuentos que no tienen desperdicio.

"El verdugo" nos lleva a Andalucía y una frustrada rebelión militar contra la ocupación francesa napoleónica. Un soldado francés es testigo de los encantos de la noche a orillas del mar y, al día siguiente, de la cruenta represalia del general francés. Este perdonará la vida de un miembro de la familia del marqués: aquel que ejerza de verdugo de su familia... La crueldad de la escena es soberbia.

"El elixir de la larga vida" es un relato inspirado en Don Juan y Mefisto que se inscribe en el género de terror gótico con final truculento. Muy entretenido.

"La obra maestra desconocida" nos acerca al mundo de los artistas, de los pintores del siglo XVI, concretamente al personaje de un Nicolas Poussin joven y entusiasta. Aun siendo el más flojo, con un final previsible y un argumento desaprovechado, hay páginas de gran belleza. "Existe en todos los sentimientos humanos una flor primitiva, engendrada por un noble entusiasmo que no deja de menguar hasta que la dicha no es más que un recuerdo y la gloria una mentira" (pag.166).


Editorial: Reino de Ronda

El coronel Chabert. Páginas: 105




Las grandes novelas de ese genio llamado Honoré de Balzac: "Gobseck" (1830), "El coronel Chabert" (1832), "Eugène Grandet" (1833), "Papá Goriot" (1834), "Una iniciación a la vida" (1842), "La prima Bette" (1846) y "El primo Pons" (1847). Su obra es ingente, he leído 16 novelas y me quedan muchas por descubrir.





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