El Paraíso de las Damas (1883) de Émile Zola
"El Paraíso de las Damas" son unos grandes almacenes destinados a transformar el negocio del comercio y la ropa a finales del s.XIX. El joven dueño, inteligente, implacable, soberbio, y la joven nueva empleada que viene de provincias, tímida pero de gran fortaleza, estarán destinados a encontrarse y vivir una azarosa y complicada relación.
Novela apasionante cuando emerge el genio de Zola pero de curso bastante irregular.
Todo empieza cuando Denise, una joven huérfana de veinte años, llega a París con sus dos hermanos menores para trabajar en la pequeña tienda de paños de su tío Baudu. Acuden sin avisar y se encuentran que el negocio va mal y no hay trabajo para ella... salvo en los grandes almacenes situados enfrente que son los culpables del declive de la tienda de su tío. El empleo allí, con derecho a comida y alojamiento paupérrimo en la buhardilla del gran almacén, será muy duro; la competencia entre los empleados es desalmada y la ignorancia, pobreza y debilidad de la protagonista será motivo para que todo el mundo se ensañe con ella.
Octave Mouret es el dueño de los grandes almacenes, un individuo con ideas revolucionarias y ambiciosas que irá implantando de forma autoritaria cual nuevo zar capitalista. Aprovechará su carisma y atractivo para manipular a las mujeres, abriéndose camino en el círculo burgués y el entorno de los negocios. Hombre apasionado que hipnotiza con sus ideas arriesgadas e inteligentes, de discurso cautivador que no sólo atrapa a las mujeres, no encontrará obstáculos en su ascenso a pesar de los riesgos asumidos.
Casuales encuentros entre Denise y Octave, muchas veces desafortunados y tortuosos, irán acercando a estos dos protagonistas a una extraña historia de amor. La diferencia social y, sobre todo, la diferente concepción de las relaciones personales, provocarán múltiples desacuerdos y encontronazos.
Esta relación va avanzando de forma episódica entre las páginas dedicadas a la organización y vida de los grandes almacenes y, a veces, el autor parece descuidar algunos aspectos fundamentales para conferir realismo a esa relación y acerca el relato a los folletines. No favorece tampoco a la novela ese cambio de actitud de los empleados de gran almacén que acabarán por adorar a la protagonista como salvadora, tras haberla difamado y atacado de la peor manera.
Hay desequilibrios entre el argumento enfocado en la vida de los personajes y el gran interés que parece tener Zola por describir el milagro del cambio y el progreso comercial.
Zola describe el funcionamiento de los grandes almacenes de forma apasionada, sin importarle la exageración, con un estilo expresionista en los detalles, pictórico diría. Así, nos detalla la disposición de toda la mercancía en cada departamento, no sólo en los escaparates, expuestas las telas y la ropa de forma atractiva, descomunal, colores y tejidos diferentes que son una explosión para la vista y un cebo para el consumo. Zola compara la industria de los grandes almacenes con una gran maquinaria, imparable, en la que todo está en marcha para acoger y devorar a sus víctimas propiciatorias: las mujeres compulsivas que compran y consumen atraídas por el género más allá de sus necesidades. Las nuevas estrategias que se implantan en la época, la publicidad (periódicos, globos de regalo promocionales, bolsas de compra con la marca...), vender bajo coste para derrotar la competencia del pequeño comercio especializado y para picar en la tienda y comprar otros productos no buscados (y más caros), cambiar la distribución de los departamentos cada cierto tiempo para que los clientes se paseen por todo el almacén buscando (y compren más), las comisiones de los vendedores que estimula la competencia y el aumento de ventas...
Zola lastra parte de la acción y del interés argumental en esas amplias descripciones pormenorizadas: la descomunal descripción de ropa, tejidos y decoraciones se repite cada cierto tiempo en el libro (en cada temporada o ampliación de los grandes almacenes) y produce una saturación en la lectura, con independencia de que mucha ropa ya esté anticuada y produzca desinterés en el lector actual (arqueología de modas).
La fuerza descriptiva de Zola también está presente en las páginas que dedica a las pequeñas tiendas (oscuras, insalubres, decrépitas), donde vive la familia del comerciante y sus empleados. Implacable descripción del deterioro de esos negocios a lo largo de los años frente a la competencia del gran comercio. Aunque nos retrata la amargura y pobreza de esos hombres que se niegan a ver la realidad miserable de sus tiendas y, cuando la ven, se empecinan en sobrevivir como una forma absurda de defender la dignidad de su negocio (auténticos profesionales frente al gran vendedor desconocedor del producto), Zola no los presenta como héroes a la deriva, no evita que sintamos lástima por esa especie en extinción pero, en realidad, él admira esos grandes y resplandecientes negocios que han renovado la vida parisina.
La mezquindad de los personajes se reparten por igual en todas las capas sociales, en la figura del tío Baudu y en el joven magnate Octave, por señalar algunos contrapuestos. La clarividencia de la visión de la sociedad y la implacabilidad en reflejarla en su cruda realidad, es el testimonio del genio de Zola... aunque nos encontremos aquí con el personaje de Denise, un faro de integridad con posturas excesivamente pusilánimes y víctima propiciatoria para circunstancias melodramáticas que se salva por la evolución de su carácter a pesar de su rigidez.
"El Paraíso de las Damas" es una interesante novela que refleja una época de transformaciones en la historia comercial occidental y sus duras condiciones laborales. El auténtico protagonista, el manipulador capitalista, nos atrae por encima del relato de una curiosa historia de amor y del retrato social.
Si no habéis leído ningún libro de Zola, os recomiendo su obra maestra "Germinal" o su gran novela "Thérèse Raquin". Dejad "El Paraíso de las Damas" para más adelante.
Editorial: Alba
Páginas: 645
