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El perfume de las flores de noche (2021) de Leila Slimani


La escritora marroquí, afincada en Francia, Leila Slimani (1981) tras escribir dos joyas literarias como "En el jardín del ogro" y "Canción dulce", ahora embarcada en la segunda parte de la trilogía "El país de os otros", se aleja de la ficción para publicar este breve ensayo libre que, aun teniendo valor en sí mismo, gustará sobre todo a los que amamos su obra.






El libro se estructura en dos partes muy diferenciadas cuyo nexo en común es transmitirnos sus pensamientos y recuerdos personales. En la primera parte, muy breve, nos habla de la escritura, la pasión y la libertad que le produce y, también, el sacrificio de tantas cosas al dedicarse a escribir.

En la segunda parte nos cuenta el proyecto que le propone su editorial: pasar una noche encerrada en un museo y exponer su experiencia. Tiene que aceptar sin saber dónde va a ir y acepta. Se tratará del museo de arte conceptual Punta della Dogana en Venecia. Esa extraña noche deambulará por las salas vacías entorno a piezas que no comprende y en esa soledad tan especial irán surgiendo reflexiones sobre el mundo actual, su realidad como mujer marroquí que vive en Francia y rememoranzas de infancia y juventud en casa de sus padres.

Aunque no evitará criticar el arte moderno, que precisa una cohorte de críticos para determinar su significado, su valor y existencia como obra artística, su mirada abarcará temas que la afectan de forma más íntima.


"Si quieres escribir una novela, la primera norma es saber decir no." Es la primera frase del libro, el sacrificio, la renuncia al mundo exterior, para crear "y de esas mismas cadenas nace la posibilidad de una libertad inmensa, vertiginosa."

Una necesidad de libertad que estaba inherente desde su infancia marroquí en una sociedad que relega a la mujer al interior, las convierte en seres inmóviles que viven encerradas en una casa de muñecas, seres de menor valor que los hombres... aunque ella se crio en un hogar de libertad que, no obstante, obligaba a la discreción y prudencia una vez fuera de casa. Más tarde descubrió que incluso en esa sociedad machista la noche era un espacio de relativa libertad.

Hay una confesión que me ha impactado por su sinceridad "Pienso a menudo que debería agradecer a mi padre que se muriera. Al desaparecer, al borrarse de mi vida, abrió unos caminos, que, sin duda, jamás me habría atrevido a recorrer en su presencia."


Otro tema relevante es la difícil integración en un país extranjero y el alejamiento del propio, una dicotomía personal que no se resuelve: "quería que me aceptaran, pero luego no quería ser de los suyos".


De su pasión por la literatura (en sus páginas menciona algunas referencias) y del acto creativo irá dejándonos algunos de los párrafos más interesantes.

"Lo que narramos no existió jamás, el pasado narrado es una invención que parece verdadera."


A diferencia de otros ensayos o exposición de ideas, el lenguaje utilizado por Leila Slimani tendrá un estilo cuidado, íntimo, a veces poético, siempre transmisor de su verdad.

Es una lástima que el libro tenga una estructura deshilvanada en la que la falta de unidad resta valor e interés al conjunto por mucho que algunas páginas nos calen hondo. Habría precisado más tiempo en su construcción, haber desechado la banal excusa de una noche en el museo como fuente del libro.






Editorial: Cabaret Voltaire

Páginas: 151



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