El principio de Arquímedes
"El principio de Arquímedes" es una potente obra que nos embarca en un conflicto moral, la eterna dicotomía al enjuiciar a las personas y sus hechos interpretables. Valiente propuesta que aborda las denuncias de abuso en una historia sencilla pero humanamente compleja.
Dos jóvenes monitores de natación conversan en los vestuarios antes de empezar las clases de la tarde. La directora del centro quiere hablar de algo importante con uno de ellos, Javi, a solas. La conversación es tensa, da rodeos y acaba en interrogatorio: un padre se ha quejado de que Javi le ha dado un beso a su hijo (según el testimonio de una niña de 6 años, en la boca) y lo ha abrazado delante de todos. El niño estaba asustado, era el primer día que tenía que nadar sin burbujita... En otra escena retrocederemos unos minutos en el tiempo, seremos testigos de la conversación previa del padre con la directora y enlazaremos con lo que sabíamos, nos permitirá observar lo ocurrido con otros matices. El montaje avanza y después retrocede para ir completando una jornada breve pero intensa.
El gran acierto de la obra y su puesta en escena es dejar que el espectador extraiga sus propias conclusiones sobre lo realmente ocurrido y las intenciones tras los actos, al mismo tiempo que vivimos la angustia que una situación como la representada puede generar en cualquiera de las partes implicadas.
Nos encontramos a un padre asustado (por cierto, nunca ha acudido a los entrenamientos de su hijo) que sospecha el abuso y quiere que se despida al monitor de forma inmediata; al compañero que no conoce a Javi más allá de la relación superficial del trabajo y del que desconfía porque es muy diferente a él; a la directora que se encuentra en medio de un conflicto, para el que no estaba preparada, y la obliga a reflexionar sobre la confianza, el beneficio de la duda, las repercusiones en el negocio... Y, por supuesto, el acusado que no sabe cómo defenderse ante una situación que para él es inconcebible y lo ha convertido en sospechoso; los pequeños detalles, aquellos actos que no tenían importancia hasta ahora, bajo la luz de los acontecimientos se transforman en pruebas de sospecha deshonesta: ¿eran simples bromas sexuales entre compañeros? ¿seguir en redes a un menor (no el niño en cuestión) era inocente? Por otra parte, ¿si fuera homosexual sería una prueba incriminatoria? Las preguntas, algunas sin respuesta, surgen de forma inevitable.
Los cuatro actores responden al gran reto de una interpretación contenida, creíble y rica en matices dejando que el espectador se meta en la piel de cada uno de ellos, sufriendo la espiral tormentosa de la historia. El difícil papel de Pablo Béjar brilla en la piel de este joven actor que ya nos ha regalado tantas buenas interpretaciones. Ana Belén Beas destila por sus poros la amargura de una vida que la ha endurecido, gestos y expresividad contundentes. Alejandro Tous, en su breve papel, se impone en escena con su ambigüedad, aparente templanza pero de voz y movimientos amenazantes, obsesivo en su discurso.
En el montaje actual se cambia la posición del mobiliario entre escenas, modificando la perspectiva de observación del espectador, un hecho que resulta curioso cuando confluye con el fragmento ya conocido, pero que a veces sitúa al actor de espaldas al público (tendría más sentido en una sala con butacas alrededor del escenario).
"El principio de Arquímedes" es un montaje sencillo, inteligente y reflexivo que nos mantiene intrigados y pegados a la butaca y, al mismo tiempo, nos hace mirar de una manera diferente ese tipo de noticias terribles pero juzgadas de antemano: el abuso y la pederastia.
Texto y dirección: Josep María Miró
Intérpretes: Ana Belén Beas, Pablo Béjar, Guillermo López y Alejandro Tous
Escenografía: Fer Muratori
Ayudante de dirección: Quique Jáuregui
Vestuario: Silvina Falcón
Producción: El Tío Caracoles y MP producciones
Teatro: Luchana Hasta el 30 de julio de 2022
Antes en Teatro Quique San Francisco (Galileo)
Duración: 80 minutos
