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El talón de hierro (1908) de Jack London



Esta novela de Jack London se aleja del resto de su obra por su estilo y forma narrativa y sorprende por su clara exposición social, discursos y debates socialistas que predominan sobre el argumento de esta historia distópica. Se lee desde la curiosidad.






El libro son unas aparentes memorias que escribe una mujer, Avis, viuda del héroe revolucionario Ernst Everhard; el texto presenta unas curiosas anotaciones que proceden de un comentarista del futuro, del siglo XXVII.

Eva nos describe la brutal sociedad capitalista norteamericana a través de la historia de Everhard, desde que lo conoció y transformó sus ideas burguesas y su forma de vida hasta las primeras revueltas.

Los hechos narrados comprenden un periodo de veinte años, desde el año 1912, y la novela fue escrita por Jack London en 1908.

El futuro cercano que desarrolla la novela es el de una sociedad donde la explotación infantil y del proletariado por parte de una oligarquía capitalista alcanza unas proporciones deshumanizadoras, la hambruna es habitual, la protección social nula. La burguesía empresarial también acabará destruida por los grandes trusts. La democracia agonizará al ser manipulada por los grandes capitalistas que acaban con la libertad de prensa y manipulan todos los medios esenciales para el desarrollo económico propio (transporte, fábricas...). Las primeras revoluciones estarán condenadas al fracaso... El talón de hierro del capitalismo pisotea y machaca el cuello de los trabajadores.


El futuro que dibuja London ha quedado trasnochado en relación con lo ocurrido en las décadas posteriores a su escritura y con la situación actual del capitalismo, así como con las posibles dinámicas revolucionarias descritas (el socialismo internacional que evita una guerra, etc). Sí estaría vigente la deriva de las democracias capitalistas hacia corrientes propias de la dictadura con la influencia de los partidos populistas que surgen en las democracias actuales (Hungría o los propios Estados Unidos y el intento golpista trumpista encubierto). El control estatal ya está instaurado en países como China o Rusia (capitalismo de facto revestido con otros trajes). La manipulación de la prensa o de los grupos de presión política (lobby) son elementos que permanecen y cada vez tienen mayor presencia...


La calidad del libro no se valora por el mayor o menor acierto de la distopía en relación a los acontecimientos de la realidad, sino por el desarrollo de la historia, su profundidad, su estilo, etc.

Comentaba al inicio de esta crítica que sorprendía el libro por su carácter discursivo y aquí precisamente se encuentra el desequilibrio: hay varios debates y discursos que ocupan excesivo cuerpo en la novela, llevado Jack London por su afán de describir las injusticias sociales, el desafecto del poder a ellas y la inevitable revolución del proletariado. Son planteamientos divulgativos de pensamientos marxistas que tienen su interés siempre que no vayan en detrimento de la narrativa.

London también dedica excesivos capítulos a la descripción de los mecanismos destructivos del sistema social: la lucha por el control del ferrocarril y por la producción agrícola, la lucha con otras potencias por la exportación de los excedentes productivos...


Conocemos a Ernst Everhard a través de la mirada incondicional de su mujer (pocas veces matiza el anotador del futuro sus afirmaciones), ella admira con devoción su fuerza discursiva, su inteligencia al servicio de un ideal que busca cambiar la sociedad, un revolucionario que es consciente del sacrificio que conllevará el cambio, el derramamiento de sangre por ambas partes. Cuando en sus memorias habla de ella misma o de otros personajes, todo es secundario en relación a los acontecimientos sociales y revolucionarios y la figura de su héroe. Resulta a veces descorazonador qué poco interés despierta la aparición y desaparición (muerte) de la mayoría de los personajes. Sólo destacan el padre de Avis y el obispo Morehouse (curioso apellido, como Everhard, por cierto). Morehouse abandona su posición acomodada para socorrer a los desfavorecidos, lo que le lleva a que por un tiempo se encuentre preso en un manicomio (una de las varias ironías que London deja a lo largo del libro).


En la arenga de Everhard en el parlamento, dirigiéndose a los opresores, dice "Mientras haya seres semejantes a vosotros, el infierno es una necesidad cósmica". Poco más que decir



"El talón de hierro" es una novela interesante que debería leerse después de otros libros más importantes del autor: empezaría por su obra maestra "Martin Eden".



Editorial: Endymion

Páginas: 249

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