Fundamentalmente fantasías para la resistencia
Incomprensible desaguisado que nunca habría pensado que podría arrojarnos Alfredo Sanzol. Una vuelta a lo peor de la comedia, tipo españolada, sonrojante por sí sola pero que empeora, si cabe, con ínfulas filosóficas tipo Coelho o discurso sobre el mal de las guerras (nivel de obviedad también sonrojante). Dos horas y cuarto.
Una mujer, dramaturga, se dirige al público para expresarnos cómo se siente ante la maldad humana y la crueldad de las guerras, la de Ucrania en concreto. Tras ese discurso que interpreta de forma sentida pero que es innecesario (supongo que no habría asistentes rusos entre el público), entramos en un divertido juego de metateatro. La dramaturga quiere crear una nueva obra que, desde el humor, aporte algo de alegría y esperanza a sus conciudadanos ucranianos; conforme crea los personajes, estos van apareciendo en escena y dialogan con su creadora: un grupo de actores ucranianos que, bajo las bombas, ensayarán la obra "Pim, pam, Putin" bajo la dirección de dicha dramaturga (demiurga).
Argumento dentro del argumento: un grupo folclórico barroco vasco entusiasma a Putin y viaja a Rusia para una representación privada ante el dictador. Uno de los componentes del grupo se parece a Putin...
Pero no, no y no, no es Lubitch.
El discurso inicial de cinco minutos resulta prescindible, tiene un tono casi panfletario a pesar de la emoción que pone la actriz para remarcar la gravedad de lo que siente y está ocurriendo en Ucrania (se aproxima a la voz melodramática, tipo serial radiofónico, pero esquiva a tiempo el posible desastre interpretativo).
A continuación entramos en un juego metateatral inteligente y divertido, un diálogo chispeante y paradójico entre las criaturas que crea la dramaturga y su creadora. Dura poco, enseguida pasamos a lo que va a ocupar casi dos horas: la comedia burda, de chistes fáciles, enredos toscos, vodevil pueril, exageraciones en personajes y situaciones que buscan la risa fácil del público fácil. Estuve a punto de irme (estaba sentado en un discreto lateral) pero no podía creerme semejante engendro cuya autoría y dirección dependía del gran Sanzol. Lamentablemente así seguimos hasta el final, con algún giro para confirmar que todavía puede hacerlo peor, como el diálogo de la diosa Némesis y la dramaturga pidiendo sacrificio... porque, claro, si quieres escribir con profundidad tienes que sufrir en carne propia una tragedia (más burdo y tópico de manual no se puede ser).
La escenografía es sencilla, funcional y suficiente para el espectáculo. La música, con la parte vocal interpretada por los actores, recuerda a los números que disfrutamos en "La ternura", aunque aquí me sobró canto final. Me ha destacado el vestuario ideado para la obra, muy adecuado para la historia y el tono que tiene la función, aplausos para Vanessa Actif.
Muy irregular el nivel interpretativo, algunos brillantes (como siempre que los he visto actuar) y otros justitos, mediocres. Dejémoslo así.
Ejemplos para que sepáis qué comedieta vais a poder ver: actor que al entrar en pánico se queda paralizado (número repetido) y vuelve a moverse cuando le dan una pastilla, arrumacos (repetidos) de Putin con su gurú, acusaciones (repetidas) de incompetencia a la ministra de Defensa (modelo Groucho Marx), intentos infructuosos (y repetidos) de escupitajo a un pastel...
Si Alfredo Sanzol no es capaz de hacer autocrítica y recuperarse, perderemos de forma prematura un gran dramaturgo contemporáneo. Al menos, viviría de las rentas de esa joya que fue "La ternura".
Texto y dirección: Alfredo Sanzol Intérpretes: Paco Déniz (Andriy), Elena González (Taisia), Natalia Hernández (Patricia), Javier Lara (Viktor), Juan Antonio Lumbreras (Petro), Pablo Márquez (Nikolai), María Moraleja (Daryna), Julia Rubio (Olena), Pepe Sevilla (Kyrylo)y Eva Trancón (Oksana)
Escenografía: Blanca Añón
Iluminación: Pedro Yagüe
Vestuario: Vanessa Actif
Música: Fernando Velázquez Sonido: Sandra Vicente
Movimiento: Amaya Galeote
Caracterización: Chema Noci
Asesora de canto: Fátima Sayyad
Ayudante de dirección: Beatriz Jaén
Producción: Centro Dramático Nacional
Teatro: Valle-Inclán Del 24 de febrero al 16 de abril de 2023
Duración: 135 minutos
