La nieta del señor Linh (2005) de Philippe Claudel
"La nieta del señor Linh" es una pequeña joya literaria que llega al corazón, exquisito lirismo que nos hace vivir la desventura de un viejo que no puede integrarse en el mundo que le ha tocado: la cara dura de la inmigración desde el lado más humano.
El señor Linh desembarca en un puerto de Francia con un bebé, su nieta Sang Diu, tras una larga travesía. Han huido de su país en guerra. Sang Diu significa "Mañana dulce" pero la vida en este nuevo mundo no será fácil para este abuelo que no conoce el idioma y, lo peor, no entiende las costumbres de estas extrañas gentes que se mueven con celeridad hacia ninguna parte. Aislado, recluido en un campamento provisional, le permiten que pasee por los alrededores mientras arreglan sus papeles. Así, en un banco cercano, conocerá y entablará amistad con un hombre solitario. Los gestos, las miradas, el tono de la voz, el sentimiento mutuo de pérdida, los hará conectar aunque falle el lenguaje, el más importante nexo de unión entre las personas. Pero cuando la nueva rutina parece dar estabilidad a este abuelo, un cambio en su vida complicará las cosas.
La bella cadencia del texto literario, frases cortas que dotan a la narrativa de un estilo poético, como breves estrofas, como notas de un pentagrama, reiterativa y bella, es la personal escritura de Philippe Claudel, un autor que sabe utilizar el lenguaje para transmitirnos emociones. A pesar de ello, algunas reiteraciones resultan innecesarias o algo pueriles, una trampa difícil de sortear y en la que cae en ocasiones (dependerá de la apreciación de cada lector).
En este libro, sus páginas nos hablan del enfrentamiento y del rechazo mutuo que se produce en ese choque que conlleva la inmigración, el de la sociedad hacia el inmigrante, al que desprecian y aíslan, y el del emigrante, que no entiende el nuevo mundo y se encapsula ante lo desconocido que siente como agresivo. Al señor Linh no le interesa lo que ve, la agitación de la gran ciudad frente al ritmo pausado de los arrozales, todo le es ajeno.
También encontraremos una mirada a la soledad de los ancianos y su derrota vital en las residencias: el silencio de los que ya no tienen nada que decir, nada por hacer, ojos ya muertos.
Este drama llega al corazón del lector porque la historia está contada desde la mirada del abuelo, hay en su líneas una fragilidad y una ternura que nos aproxima a la cruda realidad que vive este personaje que, al mismo tiempo, sabe luchar cuando todo se vuelve en contra, una terquedad que nos aúna en su aventura y nos impulsa a devorar el libro hasta conocer el desenlace.
En ese final hay una vuelta de tuerca que, personalmente, no me ha gustado. ¡Qué difíciles son los giros argumentales y qué fácil es provocar cierta decepción! Aquí dependerá de cada lector.
La atmósfera del libro transita por la tristeza y la melancolía, el silencio y la soledad, con un hueco para la esperanza, la que surge cuando dos seres humanos se conocen, se ven, se comprenden.
Si te gustó "Almas grises" (2003), su primer gran éxito, este libro es superior.
La próxima lectura de Philippe Claudel que tengo en mis manos será "El informe de Brodeck".
Editorial: Alfaguara
Páginas: 126
