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León de ojos verdes (2008) de Manuel Vicent


LITERATURA

Benicasim 1953. En un hotel balneario veranea un adolescente que se convierte en el narrador de historias: relatos indirectos que nos revelan algún episodio del pasado de esas gentes que se mueven por un ambiente burgués que parece haber pasado página de la guerra civil.






Bajo la mirada de un adolescente que toma como guía espiritual al doctor Aymerich, conocedor de las gentes del lugar y de la historia reciente, se abrirá al mundo y a las vidas ocultas por la postguerra. El protagonista, aspirante a escritor, nos narrará el ambiente del hotel en el que se rueda una película y nos presentará algunos personajes, veraneantes y residentes de la zona, cuyas historias, las de algunos, conoceremos en otros capítulos. Son historias que podrían pertenecer a una colección de cuentos porque aunque Manuel Vicent trata de unir los relatos con los acontecimientos del presente, 1953, construye un nexo débil. Así, el capítulo de la aventura a las cercanas islas Columbretes del joven con el coronel o su pequeña historia de amor con la chica de ojos verdes, podrían figurar como un cuento más. Esa historia de amor que acaba en una bella escena en el mar, se sigue de forma abrupta en otro capítulo con otra historia de amor totalmente diferente.

Queda claro que la estructura de "León de ojos verdes" no es de una novela sino de una colección de narraciones cortas, a pesar del epílogo final que vuelve a juntar a los personajes en el hotel. Por otra parte, los cuentos exigen un estilo depurado, de microcosmos cerrado, del que carecen estos capítulos y el resultado es un libro incompleto.

Los episodios narrados dibujan a veces el pasado reciente de la postguerra pero tampoco hay una intención unificadora. El segundo relato, "La mujer de la bicicleta roja" es quizá el que nos lleva a la parte más dura de la represión franquista. El título, a modo de evocación del pasado truncado, resulta traído por los pelos, como tantos detalles en esta entretenida pero endeble colección de anécdotas. Aquí me recuerda a la magnífica novela de Agustín Gómez Arcos y su "Ana, no" con la diferencia de que la protagonista del trágico relato de Vicent carece de la fuerza de esa posible inspiración.

"La función del áspid" es un prototipo de relato de venganza de la infidelidad de la mujer provocada por el propio marido; la historia está bien pero falla toda la potencialidad que tenía el estado psicológico del marido, la decisión de la mujer...

La historia de amor de la escritora Dorothy Parker o los escarceos y asedios que sufre la adolescente provocativa Brigitte Bardot son pura anécdota de prensa. Resulta superfluo o forzado incluir nombres de famosos en el libro. Reconozco que pocas veces me interesa o me estimula la utilización de algún personaje real para reforzar la historia contada cuando es prescindible.


El autor no aprovecha la fuerza de sus personajes, de las situaciones extremas que nos describe y el resultado es un mero entretenimiento: es el escollo con el que tropiezo en cada una de estas historias.


Manuel Vicent es un escritor que suele escribir libros equilibrados, entretenidos, con una prosa cuidada pero directa, siempre con la vista hacia su querida tierra mediterránea. En "León de ojos verdes" algo queda de su larga experiencia.


En la obra que he leído de Manuel Vicent no podría destacar un libro sobre otro, cualquiera me ha parecido igual de bueno: "Tranvía a la Malvarrosa" (1994), "Son de mar" (1999) premio Alfaguara por el que lo descubrí y quizá por eso guardo especial recuerdo de esta novela, algunas imágenes persistentes. "La novia de Matisse" (2000) o "Verás el cielo abierto" (2015).




Editorial: Alfaguara

Páginas: 194

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