Los últimos Gondra (memorias vascas)
"Los últimos Gondra" cierra esta brillante trilogía sobre la historia de una familia vasca de finales del XIX al futuro próximo. Una monumental, compleja y rica trilogía que reafirma a Borja Ortiz de Gondra como uno de los más importantes dramaturgos actuales.
La estructura de "Los últimos Gondra" es semejante a las obras anteriores, conformando una cierta unidad estilística y dramatúrgica: metateatro, autoficción, historia no lineal, historia circular alrededor de los momentos clave de la familia, movimientos en escena, comunión entre los distintos personajes... En esta ocasión, hay dos importantes elementos diferenciadores: por una parte, el tono es mucho más humorístico y, por otra, el espacio temporal. Borja nos emplaza a un futuro inmediato y abandona el juego entre documento y ficción, sin perder ese balanceo entre lo mostrado y lo que podría ser (conforme a la narrativa de la propia historia). Una historia inventada que parte de los orígenes y entra en un posible futuro familiar que le permite una mayor libertad y un mayor desenfado en algunos episodios (de ahí, supongo, el incremento humorístico liberador).
Esta última parte de la trilogía sí que precisa que, al menos, se haya visto "Los otros Gondra" para entender algunos detalles, aunque no sea imprescindible. Este es su mayor inconveniente.
En esta ocasión se aborda un hipotético futuro cercano partiendo de la historia familiar ya conocida. No es su mejor acierto la vuelta de tuerca que pergeña el autor sobre la herencia familiar pero, una vez aceptada la premisa, todo funciona como un magnífico relato (evito desvelar el argumento, una vez vista la obra se entiende mejor qué es lo que no me ha convencido).
Además del curioso devenir de la historia familiar, como siempre, entran en el foco de atención varios aspectos de la historia y realidad vasca. Aquí juegan un papel fundamental los encuentros entre víctimas o familiares de víctimas del terrorismo y terroristas, un esfuerzo por superar los traumas de una sociedad dividida con todos los argumentos encontrados.
Una vez más nos encontraremos con una magnífica interpretación coral, lecturas a varios niveles, una exposición necesaria de una realidad con ausencia de discursos (auténtico teatro); una obra que nos emociona por un bello lirismo que entrelaza con su exposición naturalista.
Esta crítica completa las otras dedicadas a esta magnífica trilogía de Borja Ortiz de Gondra, un autor que entra en el grupo de dramaturgos que voy a seguir con fidelidad.
Texto: Borja Ortiz de Gondra
Dirección: Josep Maria Mestres
Intérpretes: Ylenia Baglietto (Martina), Sonsoles Benedicto (Natalia / La cestera ciega), Marc Bosch (Iker), Fenda Drame (Edurne), Aizpea Goenaga(Blanca), Samy Khalil (Claudio / Don Íñigo de Gondra), Markos Marín(Imanol), Antonio Medina (Don Andoni), Joaquín Notario (Borja), Borja Ortiz de Gondra (Yo), Lander Otaola (Eneko), Pepa Pedroche(Nerea), Victoria Salvador (Uxue), Cecilia Solaguren (Ainhoa) y José Tomé (Matthew)
Escenografía: Clara Notari
Iluminación: Juanjo Llorens
Vestuario: Gabriela Salaverri
Música: Iñaki Salvador
Movimiento: Jon Maya Sein
Videoescena: Álvaro Luna
Ayudante de dirección: David Blanco
Producción: CDN
Teatro: Valle - Inclán
Del 13 de octubre al 21 de noviembre de 2021
Duración: 105 minutos
