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Niño quemado (1948) de Stig Dagerman



"Niño quemado" es una novela que interesa por lo que cuenta pero no por cómo lo cuenta.






Stig Dagerman (1923-1954) es un escritor sueco desconocido que escribió cuatro novelas en tres años y alcanzó cierta fama por sus reportajes de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial donde reflejaba las condiciones miserables en las que vivían. Tras cinco años de silencio, se suicidó.


La novela está protagonizada por un joven llamado Bengt que sufre un duro golpe al morir su madre y descubrir que su padre tenía una amante. Se aferra al recuerdo de su madre, al respeto que su ausencia exige, al silencio frente a un padre de pocas palabras y, ante todo, a sus deseos de vengar la infidelidad. Joven inexperto que debe madurar sin ayuda, que no se conoce a sí mismo y todavía menos el mundo que le rodea. Un joven que tiene una novia a la que maltrata porque en el fondo no la quiere lo suficiente, un joven que tarda en reconocer que su madre era difícil, intratable, obsesiva y, quizá, poco atractiva para un hombre, un joven que tardará en saber que se siente atraído por la futura mujer de su padre en un conflicto emocional irremediable.

El ambiente frío, solitario y austero de los personajes, de la casa, del paisaje invernal... determina la atmósfera narrativa. Parcos en palabras, observadores silenciosos, padre e hijo se enfrentan a la incomprensión y soledad mutua. La inevitable aparición de la amante y futura mujer del padre en la vida familiar genera un conflicto en el hijo que se desarrolla de forma imprevisible, dentro de unas contradicciones que son lo más interesante del relato por su original planteamiento.


Como decía al principio, el libro pierde interés por su escritura básica: el estilo es plano, con frecuencia no expresa bien las ideas y se excede en detalles descriptivos banales que entorpecen la lectura. Esa inoperancia propia de un escritor por madurar o que no pasará de la mediocridad, quizá que escribiera en seis semanas la novela sin ser un genio fue determinante o quizá haya contribuido el traductor pero, en definitiva, el resultado es decepcionante. Por eso, resulta muy curioso que nos sorprenda, cuando llegamos casi al final del libro, en el capítulo que nos describe la relación sexual de la pareja y su posterior enfriamiento, donde utiliza un lenguaje apasionado, sensible y analítico, como un brote de inspiración tras la grisura en la que se había sumergido hasta entonces, como los propios personajes. Este párrafo así lo demuestra: "Cuando nosotros mismos engañamos a una persona, podemos entenderlo muy bien, pues cada uno de nuestros actos desnudos va adornado de un séquito de explicaciones. Pero que alguien pueda engañarnos es inconcebible. Tan inconcebible como que algún día vayamos a morir. Solo podemos concebir que otros mueran y se quemen". Hay hasta un tímido toque de ironía...


"Niño quemado" es un libro que me ha desconcertado por su baja calidad narrativa y me replantea otras posibles lecturas de Stig Dagerman.



Editorial: Nordicalibros

Páginas: 287

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