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Olvidado Rey Gudú (1996) de Ana María Matute



Novela fantástica medieval entretenida que incluiría en los best-sellers para disfrute veraniego. En otras palabras, decepcionado ante las expectativas que ofrecía tan famosa novela y autora.





El aislado reino de Olar consigue su independencia bajo el poder del conde que gobierna con crueldad sus tierras. Su primogénito Sikrosio será más brutal que su padre, acabará con todos sus hermanos, en un impulso golpeará y matará a su esposa tras ser insultado...

Generación tras generación, el ansia de poder y el amor por la acción (la batalla) generará una lucha interna y externa que no cambiará aunque un nuevo rey como Volodosio, más sutil e inteligente que otros, acabe dominando a sus súbditos. La única mujer que conseguirá cierta relevancia en esta historia será la esposa maltratada de Volodosio, la reina Ardid, cuyo hijo Gudú se impondrá frente a otros candidatos al reino.

Un hechicero y el Trasgo del Sur acompañarán a Ardid en sus intrigas. Una ondina se enamorará del príncipe Predilecto pero éste se encuentra enamorado de la princesa Tontina... sí, Tontina.


Más de ochocientas páginas dan para contar y contar muchas historias, pero casi todas son intercambiables, casi ninguna tiene hondura y no dejan rastro en nuestro recuerdo. Múltiples personajes se suceden entre batallas y asesinatos, casi todos caracterizados de forma poco imaginativa y repetida, bastante planos, reducidos a tipos como el violento y ambicioso (el más frecuente).

Con cierta entidad nos dibuja a Gudú, quizá por ser el personaje que ocupa más páginas y ser el protagonista de la segunda parte del libro. La reina Ardid se convertirá en el personaje más interesante y más inteligente de todos y, curiosamente, Tontina despertará cierto interés por estar envuelta en un aura más etérea y mostrar un comportamiento imprevisible (aunque la autora no saca todo el potencial que tenía). La mayoría de los personajes no evolucionan a lo largo de sus vidas, son monolíticos, sus acciones son narradas de forma visual para pasar al siguiente episodio, sin apenas reflexiones.


Me ha sorprendido la vulgaridad con la que ha escrito este libro Ana María Matute, sus descripciones burdas y repetitivas (escasos momentos de inspiración), sus frases subordinadas innecesarias que rompen el hilo de la lectura y, a veces, simplemente me ha producido rubor que haya dejado escritas algunas frases. Además, la novela tiene momentos excesivamente pueriles e infantiles.

Ejemplos de vulgaridades escritas en la voz del narrador omnipresente: "A seguido, habló abundantemente a su medio-hermano", "destruyó a mansalva", "algo se olió la avispada", "mollera un tanto espesa", "valerosos hasta lo increíble" o la muletilla que utiliza la autora hasta la saciedad "en puridad"...

Un ejemplo de sus limitaciones descriptivas: "frente ancha y despejada aunque materialmente tapada por la espesa pelambrera"

Hay mucho más pero dejé de anotar al ver que era su "estilo" habitual, propio de los best-sellers de grueso volumen que llenan ciertos estantes de las librerías.


Esta novela, la segunda que leo de Ana María Matute, no tiene nada que ver en calidad con "Luciérnagas".




Editorial: Espasa Calpe

Páginas: 865




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