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Tristram Shandy (1760-1767) de Laurence Sterne



Novela inglesa original, nada convencional, de extravagante argumento, estructura rompedora y espíritu irónico. Laurence Sterne se nos presenta como un genio crítico de su época que buscaba provocar y, sobre todo, retar a los lectores: un pulso a la inteligencia.






El argumento tiene muy poca importancia en esta novela, es casi anecdótico, lo que interesa a Sterne es exponer de forma crítica e irónica ideas a través de los tres personajes fundamentales: el Sr. Shandy (padre de Tristram), el tío Toby y el criado (el cabo Tram). La caracterización de los mismos está muy bien dibujada y acaban resultando entrañables. El narrador será Tristram y será, paradójicamente, el gran ausente en todo el argumento (una broma más del escritor). De Tristram sabremos de su nacimiento y algo de su infancia, incluso en uno de los volúmenes será el viajero adulto que no habla de sí mismo... nada más.

Una de sus originalidades (nos encontramos en pleno siglo dieciocho) es la interpelación continua y directa al lector o lectora, en la que se queja de sus dificultades narrativas o de las críticas que ha recibido o puede recibir, nos comenta la duda que le surge si el lector ha entendido lo expuesto o se ha aburrido... incluso llega a aconsejar al lector que se salte el capítulo.

Otro curioso elemento de esta novela es la estructura que rompe la continuidad: el narrador nos comenta la planificación de los próximos capítulos (aunque muchas veces se la salta y así nos lo manifiesta); adelanta de forma caprichosa algún acontecimiento argumental o explicación teórica, interrumpiendo el hilo del presente capítulo; algunas páginas las deja en blanco y luego vuelve al capítulo que no había escrito... un duende muy caprichoso.


Como muchos de los genios intelectuales de mente desbordante, la irregularidad narrativa es inevitable, la profusión de datos (muchas veces inútiles) y ciertas disquisiciones (al límite que las lleva) no interesan al lector actual (quizás tampoco al de la época). Esas páginas se alternan con agudezas discursivas y sutiles reflexiones de maravilloso humanismo. Podría decir que la incontinencia o la ambición es el pecado del autor.

Un ejemplo de los excesos de Sterne lo encontramos en las páginas que dedica a las teorías sobre el tamaño de la nariz que van desde una fuente que indica que depende de la firmeza o blandura del pecho de la nodriza... esta exposición parte de una excusa argumental: la preocupación que tiene el padre, el Sr. Shandy, porque su hijo ha nacido con una nariz deformada por culpa del mal uso del forceps. Y la anécdota de ficción se diluye en las ideas enciclopedistas del autor, aunque en realidad Sterne se ríe de los falsos eruditos y de los absurdos tratados de la época. Esa ironía se va diluyendo conforme acumula más teorías y el humor no es suficiente motor para impulsar con interés el relato.

Sterne saltará de un tema a otro, jugará con el lector de forma consciente y creará una obra en la que todo cabe, donde el caótico contenido se alzará en una perspectiva de costumbres y conocimiento que tenderá a la enciclopedia personal, cuya fuente inspiradora podría ser los ensayos de Montaigne.

"Tristram Sandy" es una obra densa, larga, publicada a lo largo de ocho años en nueve volúmenes, que también sufre las consecuencias de una crisis creativa que afecta de forma especial al volumen séptimo (alejado del núcleo central y centrado en las experiencias viajeras por Francia). La estructura se agota conforme avanzamos por los volúmenes y los recursos ya no resultan tan innovadores como al principio.


Destacaré algunas de las reflexiones críticas más inteligentes y atractivas de esta obra: las ideas que expone en el sermón de la conciencia; la injusticia social; la reflexión sobre las teorías que, siendo buenas, al final intentan explicar todo a través de ellas; la falta de imaginación de los escritores y filósofos que siempre repiten fórmulas previas; el respeto que el escritor debe mostrar al lector, confiar en su entendimiento y dejarle algo a su imaginación... En muchas ocasiones utiliza frases o aforismos de filósofos previos con los que coincide en pensamiento.

En su último volumen, el noveno, Sterne nos define la filosofía de "Tristram Shandy": mantener ese justo equilibrio entre sabiduría y locura. Y al principio nos dice, sin humildad: "en mí hay más sabiduría de la que muestran las apariencias.... pero no pierda usted nunca el humor."


Si tuviera que hacer un balance final del libro tengo que decir que, a pesar de la agudeza e ingenio de muchas páginas, la densidad expresiva y los numerosos pasajes insustanciales han tenido más peso, el resultado es interesante, muy interesante, pero el tiempo dedicado a su lectura no me ha compensado.




Editorial: Alfaguara

Traducción: Javier Marías

Páginas: 575. No se incluye la selección de los sermones ni las notas al texto.


Esta edición está muy bien anotada, nos ofrece información muy útil para el lector actual (histórica, filosófica...) de numerosos párrafos del libro y, con frecuencia, datos complementarios que enriquecen el texto. Javier Marías también nos apunta posibles interpretaciones de los pasajes más oscuros, errores del autor, etc.


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