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La voz humana


Uno de los monólogos más hermosos y trágicos del teatro es "La voz humana", escrito en 1930 por Jean Cocteau. La desesperación de una mujer abandonada por el amor. Argumento universal que se mantiene actual. Puede parecernos que ha envejecido en un aspecto: la sumisión de la mujer por el amado. En realidad es la sumisión del que ama al amor. Es un amor fou, apasionado, sin sentido, es la desnuda fuerza de la naturaleza llamada amor.







Una mujer, sola en su habitación, está esperando una llamada, la de su amado. Se han separado, él la ha abandonado, y han acordado que esa llamada será su último contacto. A través de la conversación telefónica, vamos conociendo cómo ha sido la relación entre ellos y, al mismo tiempo, ahondamos en el perfil psicológico de la mujer destrozada. Ella intenta alargar la conversación, mantener ese hilo que la conecta con la voz del hombre que adora y ama con desesperación.


El texto, en la versión de Israel Elejalde, tiene algunas pequeñas actualizaciones. Se utilizan móviles, se prescinde de la operadora telefónica original, se habla de e-mails...


La interpretación es un auténtico reto para cualquier actriz. Es un bombón para lucirse pero cargado de veneno para la actriz y el director: con facilidad se puede caer en melodrama, histrionismo o monotonía.

Aquí Ana Wagener nos deleita con una gran interpretación, perfila el personaje con la voz contenida de una mujer que intenta no irritar a su ex-amante para que no le cuelgue. Una contención que está llena de matices, una voz desesperada, temerosa, sumisa, de falsa alegría... La elección de Elejalde es una elección justificada por el texto y el espíritu del autor, aunque hemos echado de menos algún momento más enérgico, más libre en su grito.


Me destacó la utilización que se hace de la ventana del ambigú del teatro Kamikaze: la luz exterior que ilumina alguna escena, las palabras escritas ¿Para qué sirve el amor? que al final tiene borrada la "r " y la escena final (que no aparece en el texto: abajo telón).


En definitiva, una gran obra, muy bien interpretada. Una versión que merece la pena ver. Se disfruta enormemente.




En 1958 Francis Poulenc escribió una ópera. Ambas versiones se pudieron disfrutar en un doble programa en el teatro de la Zarzuela de Madrid en las voces de Cecilia Roth y Felicity Lott, allá por el 2005. El monólogo fue una versión de Luis Antonio de Villena. Fue una bellísima experiencia.

Autor: Jean Cocteau

Versión y dirección: Israel Elejalde

Actriz: Ana Wagener

Escenografía: Eduardo Moreno

Vestuario: Ana López

Teatro: El Pavón Teatro Kamikaze

14 de diciembre de 2016 a 6 de enero de 2017

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