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Addio del passato


La obra basada en La Traviata se organiza en un conjunto de elementos tópicos y obsoletos; un texto sin desarrollo, más esquemático que el libreto de la ópera. La nula dirección hace que los actores naufraguen en una interpretación oscilante: momentos que producen sonrojo (de aficionados) junto a brillantes, aunque fugaces, actuaciones.







El argumento se traslada a los años 60 y los personajes son españoles. Margarita tiene una enfermedad terminal (no sabemos cual pero no tose, no es tuberculosis) y es cantante de ópera y no fulana. El joven Armando que se enamora perdidamente y tiene un breve idilio con ella, es separado de su amor a instancias de una hermana (no padre) que convence a Margarita (no sabemos cómo, aunque sería difícil de justificar). Hasta aquí el argumento y las variaciones, que no mejoras.

En la primera escena Margarita vuelve a su camerino, en pleno éxito, rodeada de sus admiradores. El tono resulta de sobreactuada alegría y ya nos hace temer lo peor. Poco después, el médico comunica la gravedad de la enfermedad a Margarita en una escena de una frialdad pasmosa: ambos actores permanecen rígidos en cada extremo del espacio escénico. El abrazo que pide ella, ofrece un poco de calidez a la escena, pero no consigue despertar empatía. El siguiente momento que viene a demostrar el naufragio de texto y dirección es la declaración del ingenuo joven Armando a su diva, nada creíble, forzado, ridículo.

La actriz Rebeca Matellán en el papel de melindrosa hermanita es de lo peor que he visto en tiempos. Ni Declán lo hace tan mal.


Hay dos escenas que se salvan por una muy buena interpretación: la irrupción del joven Armando en estado ebrio (Fran Calvo en un gran momento) encarándose a Margarita por su abandono, y la escena en la que Margarita vuelve al camerino sin poder terminar la representación. Aquí Lola Baldrich nos demuestra que es una gran actriz si tiene ocasión. Claro que el final con mano elevada y bajo foco, al estilo de Sunset Boulevard, nos vuelve a recordar lo ridículo que pueden caer.


Lo de menos es que los escasos elementos de escena (sillón, mesa auxiliar y biombo) se tengan que mover sin sentido en cuatro ocasiones, entre acto y acto, mientras una violinista nos toca la misma melodía.


Una obra prescindible.

Texto: Julio Bravo, basado en La Traviata

Dirección: Blanca Oteyza

Actores: Lola Baldrich, Fran Calvo, Noemi Rodríguez, José Emilio Vera, Orencio Ortega, Rebeca Matellán

Ayudante de dirección: Ruth Rubio

Escenografía: Roger Portal

Producción: Caja Negra Teatro

Teatro: Fernando Fernán Gómez

16 de marzo al 16 abril de 2017

Duración: 1,15

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