No he salido de mi noche (1996) de Annie Ernaux

Sobrecogedora novela que recoge las notas que tomó Ernaux durante los últimos años de vida de su madre con Alzheimer. Un testimonio sin sentimentalismos que nos obliga a reflexionar sobre una parte de la vida preferimos olvidar.

Nos enfrentamos a un texto sencillo, crudo, directo y no exento de fuerza expresiva. Los sentimientos son descritos con trazo breve, ahogados, horribles para ser desarrollados. Apuntes a modo de diario, sin matizar. Annie Ernaux nos dice "Evitar, al escribir, dejarme llevar por la emoción".

La crudeza de la vida, en su final, brota de forma inevitable, como en los apuntes que hace de la experiencia en el hospital-residencia: "Comida, orina, mierda, esa mezcla de olores que sorprende nada más salir del ascensor" "Ya no tiene derecho a tener nada suyo. El atuendo que lleva es el del hospital"

Uno de los temas que le obsesionan es el reflejo de su madre en ella misma: el comportamiento infantil de la madre que le recuerda tiempos de su propia infancia, las antiguas obsesiones de su madre que vuelven a salir a la luz, cómo será ella con el tiempo, quince años después. "Ella es mi vejez, y siento en mí la amenaza de la degradación de su cuerpo, sus pliegues en las piernas, su cuello arrugado desvelado por el corte de pelo que acaban de hacerle"

Un libro que no es fácil de leer por su dureza pero tan lleno de verdad que sigues inmerso en él. Reflexiones sobre un período de la vida que nos olvidamos hasta que la vivimos de cerca o en nosotros mismos (si nuestra memoria lo permite).

Editorial: Cabaret Voltaire

Páginas: 117