Crimen y telón

Homenaje al teatro con una idea disparatada, vital y genial que se consume según evoluciona y remonta al final. Un espectáculo que se gana al público, al que se invita a participar, pero que me dejó frío.

Con un argumento de novela negra situada en el futuro se hace una crítica irónica del desinterés de la sociedad por la cultura y el teatro. Humor e intriga nos llevan al año 2037. La Tierra está liderada por drones y es una sola nación. Han sido proscritos aquellos que siguieron atados a las viejas costumbres, el exilio es Marte. Ha sido prohibida la música, la literatura, el teatro, la poesía, la pintura y demás artes. Todo empieza cuando aparece El Teatro ahorcado en un escenario y la Agencia Anti Arte encarga al detective Noir que investigue el posible asesinato. Noir recorre los barrios bajos donde todavía hay gente que se relaciona con el arte, la tentación es muy fuerte...

La gran baza que juega Ron Lalá es su forma personal de llevar a escena el argumento, que ya resulta atípico en sí mismo. Humor, escenografía (proyecciones y sombras, iluminación) con un sello de cómic, frescura, números musicales y el recurso del metateatro como parte integrada en la obra. Pero no siempre les funciona en esta ocasión.

El problema surge cuando la parte policial-futurista hace un hueco para intentar homenajear al teatro, cuando aparece Edipo, un fragmento de la Ilíada o de Hamlet y su "ser o no ser", por ejemplo. Aquí la imaginación no está a la altura y resulta una carga pesada. Pero la originalidad también decae cuando se repiten chistes, los números musicales se alargan, los personajes y el argumento no evolucionan y ellos siguen deambulando por el escenario. El recurso de dirigirse al público funciona muy bien la primera vez pero cuando se pide que unos aplaudan y otros abucheen, caemos a un nivel muy básico, casi circense.

Otro detalle que lastra la función son las "nota a pie de página" (comentarios que nos hace Noir) que muchas veces solo es un resumen de lo que acabamos de ver.

La ironía inicial se diluye, se pierde y, solo al final, recuperamos la vitalidad y originalidad bien llevada.

Entretenimiento que podía haber alcanzado cotas más altas.

Texto original, composición musical: Ron Lalá

Dirección: Yayo Cáceres

Intérpretes Ron Lalá: Juan Cañas, Íñigo Echevarría, Miguel Magdalena, Daniel Rovalher, Álvaro Tato

Escenografía: Tatiana de Sarabia, Yeray González y Ron Lalá

Vestuario: Tatiana de Sarabia

Iluminación: Miguel A. Camacho

Sonido: Eduardo Gandulfo

Producción: Ron Lalá

Teatro: Fernán Gómez

21 de diciembre de 2017 a 28 de enero de 2018