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¿Quién teme a Virginia Woolf?

Los aficionados al teatro estamos de enhorabuena. El gran texto de Edward Albee (todo un clásico contemporáneo) lo podemos disfrutar en la desbordante y magnífica dirección de Fernando Sansegundo. La función es una auténtica fiesta.






Martha y George, un matrimonio maduro y desgastado, va a recibir la visita de un joven profesor universitario y su esposa para tomar unas copas en plena trasnochada. El padre de Martha es rector de la universidad y la carrera de George ha fracasado, no ha dado la talla. Nick y Honey serán los testigos de la batalla dialéctica entre Martha y George y se verán implicados en el torbellino emocional.

El código particular de conducta del matrimonio resultará extraño para la joven pareja y también para el público. Algunas reacciones o palabras entreveradas nos dejarán asombrados por su aparente falta de lógica. Al final iremos entendiendo qué historias y emociones ocultan, qué juego maquiavélico se llevan entre manos. Hermosa escena final cuando el matrimonio se queda solo.


Una noche de borrachera puede dar lugar a que salgan nuestros fantasmas y crucemos ciertos límites. Cuando los anfitriones ya han pasado por su propia experiencia vital, llena de fracasos, frustración y amargura, aunque también de amor, pueden ser un auténtico peligro para una pareja joven.

¿Quién teme a Virginia Woolf? es un retrato psicológico de la naturaleza humana en unos personajes atípicos pero al mismo tiempo cercanos. Una obra con ácida crítica social, un texto que se ríe y juega con los convencionalismos. Diálogo sin tapujos ni melindres cuando hay que escupir toda la mala baba que se lleva dentro (debió impactar mucho en su época, aunque la versión cinematográfica limó asperezas). Todo un espectáculo de sarcasmo y cinismo, a veces muy destructivo.


La obra tiene varios niveles de lectura, los personajes diferentes máscaras, la estructura es compleja y ambigua, se aleja del teatro clásico, realista. Este montaje no descuida ninguno de los matices gracias a una inteligente adaptación y dirección. Hay, por otra parte, un pulso firme para evitar una caracterización de los personajes histriónica. Es todo un reto llevar a escena esta obra y extraer su riqueza sin deslumbrarnos con los aspectos más viscerales. Aquí han conseguido brindarnos una gran lección de cómo se hace teatro.

Los actores nos hacen testigos de la batalla emocional, somos auténticos espectadores de una trasnochada de pesadilla. Mélida Molina nos hipnotiza y devora con su interpretación, es una maestra de ceremonias implacable y necesaria. Juanma Gómez se retuerce, ataca, espera con frialdad, confabula... un auténtico puzzle interpretativo que da la exacta contrapartida a su pareja. Es la mejor actuación que le he visto hasta el momento. La joven pareja hace una entrada tímida, adecuada a los personajes que interpretan, pero poco a poco crecen. Sheyla Niño con su mirada inocente, a veces obnubilada, la boca entreabierta... compone la Honey imaginada. Enrique García, siempre frágil, manipulable y al borde del estallido, compone un personaje humano que nos convence.


La escenografía es sencilla pero eficaz para situarnos en el salón donde transcurre toda la obra. Suficiente para el espacio en el que nos encontramos.


¿Quién teme a Virginia Woolf? es una obra imprescindible en una representación para ir a ver sin excusas.


Recomiendo que luego os leáis la obra (editada en Cátedra) para seguir disfrutando.


Texto: Edward Albee

Versión: Alberto Mira

Dirección: Fernando Sansegundo

Intérpretes: Mélida Molina (Martha), Juanma Gómez (George), Sheyla Niño (Honey), Enrique García Conde (Nick)

Escenografía: Ana G. Marina

Vestuario: Sagra G. Vázquez

Iluminación y sonido: Álvaro Gómez

Producción: Arte&Desmayo Estreno: 12 enero de 2018

Duración: 120 minutos











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