Los empeños de una casa
Una comedia entretenida, típica obra del barroco español enmarcada en la comedia de enredo. La excepcionalidad reside en que está escrita por una mujer, la mexicana Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695). La obra cumple con todos los cánones vigentes de la época hasta el punto que podría estar escrita por un hombre. Los juicios peyorativos acerca de las mujeres, por ejemplo, forma parte de la caracterización de los personajes femeninos.
Doña Ana deja Madrid y sigue a su hermano Don Pedro a Toledo, abandonando a Don Juan del que no sigue enamorada ya que ahora le gusta Don Carlos. Don Carlos está enamorado de Doña Leonor y deciden que ella se fugue del hogar de su padre. En la casa de Don Pedro confluyen todos los personajes, ocultos unos de otros, y el enredo se multiplica.
La versión de Antonio Álamo respeta el verso original así como gran parte de la obra de Sor Juana Inés de la Cruz y añade una introducción explicativa de los hechos. El texto de la obra presenta alguna situación inverosímil para conseguir reforzar la situación de enredo. No está bien trabajado el que puedan convivir en el mismo espacio (la casa) todos los personajes sin afectar a la lógica y a la honra de la época. Las escenas de penumbra, que facilitan la confusión de personajes, resultan algo pueriles como recurso. La función adolece, como es lógico, de los mismos problemas.
La dirección de una obra tan caótica y enredada no tiene fácil que el espectador no acabe perdido y aquí ocurre si no has leído antes, con tranquilidad, el texto. El ritmo es endiablado y apoya el humor que produce el caos y la confusión, pero pierde en claridad.
Los actores realizan una interpretación irregular, ya no solo por las cualidades de cada uno sino que a veces parecen cómodos en sus papeles y en otras algo forzados. También he visto que los actores entran en escena de forma algo abrupta, muchas veces sueltan el recitado nada más aparecer en el escenario y aquí la dirección debería de haber evitado esta precipitación. Por otra parte, cuando hay varios actores en algunas escenas, falla la interacción entre actores activos y pasivos, éstos mantienen a veces actitudes estáticas e inexpresivas.
Recuerdo una de las escenas peor resueltas cuando Doña Ana coge los ovillos de lana de colores y empieza a contarnos el enredo de amores simulando cada ovillo un personaje.
Por contra, uno de los momentos más originales de la obra, y también mejor dirigidos, lo encontramos cuando el criado Castaño tiene que vestirse de mujer para pasar por Doña Leonor. Puro travestismo y con comentarios llenos de desparpajo.
La escenografía, apoyada por la iluminación, consigue envolver de forma bella las entradas y salidas de los personajes. Puertas acristaladas en los laterales del escenario, con pinturas barrocas de tema amoroso. En el escenario, solo dos sillas.
El vestuario consigue cierta originalidad combinando perfectamente vestuario de época con ropa actual (chalecos acolchados). Un hallazgo por parte de Lupe Valero.
Aunque considero que es un texto que podría pasar por una obra más de Lope de Vega, por ejemplo, y ahí es nada, tiene algunos versos hermosos y sentencias de gran calado.
Los empeños de una casa es la obra perfecta para los que disfrutan de las obras de enredo del teatro clásico. Tiene los elementos suficientes en esta representación para divertirse.
Texto: Sor Juana Inés de la Cruz
Versión: Antonio Álamo
Dirección: Pepa Gamboa, Yayo Cáceres
Intérpretes: Daniel Alonso de Santos (Don Rodrigo), Marçal Bayona (Hernando), Georgina de Yebra (Doña Ana), Silvana Navas (criada Celia), Cristina Arias (Doña Leonor), David Soto (Don Carlos), Kev de la Rosa (criado Castaño), Miguel Ángel Amor (Don Juán), Pablo Béjar (Don Pedro).
Escenografía: Antonio Marín
Vestuario: Lupe Valero
Iluminación: Pedro Yagüe
Teatro: Sala Tirso de Molina del Teatro de la Comedia
22 de febrero a 25 de marzo
Duración: 80 minutos
