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El padre (1992-1994) de Edward St. Aubyn


Bajo el nombre de El padre se reúnen tres novelas cortas que nos cuentan la vida de Patrick Melrose, de la infancia a la edad adulta:

Da igual (1992), Malas noticias (1992) y Alguna esperanza (1994).

Decidí leer a este escritor londinense (1960) porque abordaba temas muy interesantes, desde una cierta ironía, como la decadencia de la sociedad aristocrática en la actualidad y la destrucción de la infancia y madurez de un individuo por la tiranía de un padre. El resultado ha sido más tibio de lo esperado.






Da igual es la novela que se centra en el padre de Patrick, personaje inquietante, morboso, retorcido; un individuo que disfruta buscando los límites de resistencia de las personas que le rodean, sometiéndolos a pruebas de sumisión. David, el padre, evalúa de forma obsesiva la debilidad ajena, su mirada analiza dónde puede atacar, torturar, pero la satisfacción sádica no consigue que desaparezca su hastío. La criada, la mujer, el hijo, los conocidos, todos son su foco. Conocemos algunos personajes que rodean a David y lo visitan en su mansión francesa pero no llegan a ofrecernos un espectro social interesante y las conversaciones no alcanzan el suficiente interés. El principal mérito está en el perfil psicológico destructivo de ese padre que destruirá la infancia y el normal desarrollo de su hijo Patrick.


Malas noticias se emplaza varios años después, cuando Patrick es un joven adicto a todo tipo de drogas. Esta novela se inicia con el viaje a Nueva York para recoger las cenizas de su padre y termina con su vuelta a Londres. Describe el día a día de un drogadicto, la búsqueda de drogas, el mundo decrépito que rodea a los que trafican y compran, la ansiedad por estar siempre felizmente colgado y los apuros por aparentar una vida normal frente a los otros. Hay un lastre con la descripción de las alucinaciones, excesivamente alargada, pero es una interesante descripción del día a día de un drogadicto rico.


Alguna esperanza es la novela más irónica y tiene algunos diálogos que resultan humorísticos, descarnados. Describe el mundo de la alta sociedad sin contemplaciones, aunque de forma demasiado breve.

Patrick ha superado las drogas y acude, junto a viejos conocidos, a una fiesta que se celebra en una mansión, en la que la invitada de honor es alguien de la casa real.


Edward St. Aubyn ha reflejado en sus novelas parte de su experiencia personal, tuvo un padre que también lo maltrató, fue adicto a las drogas... La fuerza de su narrativa estriba en ese acercamiento a sus propias vivencias, descriptivo y no emocional, desde el distanciamiento. Pero al mismo tiempo no tiene el genio suficiente para desarrollar los personajes que son ajenos, quedan esbozados, retratados con diálogos cortos. Al final de la lectura queda un sabor de leve decepción.


Editorial: Mondadori

Páginas: 399















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