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El negro es un color


El negro es un color me hace reflexionar sobre los motivos por los que se elige una obra como esta, no solo como propuesta escénica de una sala de teatro, sino también por parte de una compañía y, por encima de todo, por parte de un dramaturgo que ya ha demostrado su valía y debería haber dejado este texto en un cajón, antes que sacarlo en el estado actual.



La historia se basa en hechos reales: Francia. 1975. Un grupo de ciento cincuenta prostitutas se encierra en una iglesia para protestar ante la oleada de crímenes que sufren. El movimiento se extenderá a otras iglesias y tendrá repercusión en los medios de comunicación. Dentro de la iglesia se quedará encerrado un reportero que ha entrado para hacer un reportaje.

La obra comienza con tres prostitutas conversando sobre sus vidas, sus hijos, sus clientes, alguna anécdota de su oficio. Hablan de su encierro pero no queda claro el motivo ni lo que pretenden, parece que lo más importante es que a una de ellas la van a entrevistar.


El texto, profundamente discontinuo y sin solidez, no consigue construir unos diálogos mínimamente solventes ni interesantes. Los personajes no están definidos, resultan pueriles, no transmiten nada. La peor parte se la lleva el reportero, auténtico monigote que replica los estereotipos del hombre que solo busca aprovecharse y sacar algún polvo con el reportaje y las prostitutas que parecen tan contentas por seducirlo. Todo tan tibio y deslabazado que carece de interés: No hay acción ni dramaturgia coherente.

La dirección parece no existir, las actrices corretean por el escenario y se mueven como desorientadas. No llegué a entender, por ejemplo, los esfuerzos titánicos de dos actores para arrastrar un mueble, sobre el que se encontraba una prostituta enferma, para sacarla de la escena /la iglesia (la actriz que empujaba, con los pies descalzos, casi se los pilla).

No puedo omitir, si quiero ser honesto, un comentario sobre la interpretación: el nivel de los actores parece de fin de carrera y con suspenso.

El mismo apelativo serviría para definir el texto de Néstor Villazón.


Vuelvo al principio de mi crónica. ¿Qué ha llevado a poner en escena El negro es un color? En algún momento del proceso de selección, autor, compañía/producción o sala de teatro, se debería haber reflexionado antes de presentarla.


Se está escribiendo y llevando a escena muchas obras de teatro: en Madrid capital hay más de cien obras diferentes para elegir. ¿No habría que trabajar algo más las propuestas, en papel y en escena, antes de dar luz a un texto? El teatro no atrae masas, es un arte minoritario, habría que cuidarlo más si no queremos que agonice.


Texto: Néstor Villazón

Dirección: Gloria Martín

Intérpretes: Noelia Sánchez, Shandra Sánchez, Antonio Martín, Isabel Arenal

Escenografía y vestuario: Tania Tajadura

Producción: La Triga Teatro

Teatro: Nave 73 31 de marzo a 28 de abril

Duración: 70 Minutos

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