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Ahora todo es noche



Un drama sobre los mendigos que nos deja una huella triste y hermosa. Humor esperpéntico sobre esas personas que están en nuestras calles, nos incomodan y no queremos ver. Una mirada amarga de nuestros tiempos... La Zaranda alcanza, una vez más, la genialidad con su personal forma de hacer teatro.

Una experiencia teatral imprescindible.






Tres hombres vestidos con monos blancos y mascarilla, entran en el escenario desde la oscuridad. Se acercan y rodean una camilla cubierta por una manta térmica sobre un cadáver... La primera escena termina con los tres hombres quitándose los buzos y dibujando sus siluetas de difunto en el suelo.

Seguimos las andanzas de tres mendigos a partir de la segunda escena. En una sala de aeropuerto estos desheredados deambulan, disimulan, esperan a que vaya desapareciendo la gente para buscar un lugar donde dormir. Uno de ellos todavía está convencido de que su situación es pasajera, que lo volverán a contratar.

Discutirán por compartir un refugio bajo un cartón, acudirán a un centro benéfico para comer, atravesarán alcantarillas llenas de ratas, buscarán un hogar en una construcción abandonada.


La obra nos cuenta la vida de unos vagabundos cualesquiera, nos coloca en el lugar de estos desharrapados, detiene la mirada del espectador en la humanidad, defectuosa, sí, de estos seres humanos. Nos hace reflexionar sobre nuestra actitud hacia los mendigos cuando, además, podríamos ser uno de ellos en cualquier momento.

Ahora todo es noche tiene varios planos de lectura, más allá de la historia central. El simbolismo de la escena fantasmagórica inicial nos indica que la obra va a ir más allá de un retrato social. Así, en la última parte de la obra se desmarca de la corriente realista y fluye por otras fuentes. Nos encontramos con un homenaje al teatro, escenas surrealistas, toques del absurdo, un número circense propio del payaso (cuando un mendigo va sacando múltiples corbatas), parábola y, al final, una alegoría de la propia Zaranda, "teatro inestable de ninguna parte".


La interpretación de los tres actores es apabullante, sin grandes trucos consiguen que veamos a esos mendigos miserables, que los queramos y entendamos, con sus egoísmos, trampas y deslealtades, y, al final, compartamos sus sueños (y su alegoría final).


Una de las características del teatro que escribe Eusebio Calonge para La Zaranda son sus diálogos: un personaje repite la frase o alguna palabra que acaba de decir el otro y, así sucesivamente, marcando un ritmo musical, casi poético aunque el lenguaje sea llano, las frases comunes. Esa repetición pausada consigue aumentar el sentido dramático y de realidad que tienen algunas palabras. Hay un equilibrio en ese compás que pasa de un sentimiento dramático a un humor cínico por la repetición que, al final, nos aboca al puro esperpento.


Otra seña de identidad de los montajes de La Zaranda es la utilización de pocos elementos de atrezzo y la ausencia de decorado. Utilizan objetos habituales (carritos de supermercado, maletas, cubos de basura, cajas, cartones) y los transforman en un elemento nuevo: los carritos, por ejemplo, se utilizan como asientos de aeropuerto o como boca de entrada y paso por la alcantarilla.


La iluminación es fundamental para crear una atmósfera especial en torno a ese espacio casi vacío. Consigue de forma "sencilla" envolver, matizar, destacar, según las intenciones dramatúrgicas, la acción y el discurso de sus personajes. Una soledad arropada o aumentada.


Muchas frases e imágenes nos quedan al acabar la función. Muchas reflexiones, muchas lecturas.

La magia del teatro ha surgido de la oscuridad y se ha congelado en las tres figuras que, hieráticas, acogen los aplausos del público.

He dicho siempre que en el teatro busco obras que me emocionen y me revuelvan, que golpeen alma y mente. Salir diferente, salir pensando, con las imágenes y las voces repiqueteando en mi cabeza.

"Ahora todo es noche" es esa obra.

Texto: Eusebio Calonge

Dirección: Paco de La Zaranda

Intérpretes: Gaspar Campuzano, Enrique Bustos, Francisco Sánchez

Escenografía: Paco de La Zaranda

Iluminación: Eusebio Calonge

Producción: La Zaranda

Teatro Español 19 a 29 de abril de 2018

Duración: 75 minutos

"El grito en el cielo" es un montaje anterior de La Zaranda que comparte la genialidad de esta obra y que, si reponen, recomiendo.


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