Emilia
Emilia es una obra cuyo principal interés recae en recoger un testimonio de nuestra historia en el que se defiende la igualdad de la mujer. El subtítulo Mujeres que se atreven, tampoco lleva a engaños. Aquí doña Emilia Pardo Bazán es quien, en un monólogo dirigido a la Real Academia de la Lengua, luchará por abrirse un hueco en el mundo machista de las letras.
Emilia discute con el portero para que la deje entrar a la Academia, utiliza todas las armas disuasorias a su alcance y, en un momento de despiste, entra de forma intempestiva.
Ya dentro, se dirige al público señalando a los personajes insignes que ocupan los asientos. Juan Valera, Benito Pérez Galdós... Tiene para cada uno de ellos frases de elogio, una referencia al último encuentro o una irónica apreciación cuando ha sido vilipendiada por alguno de ellos. Tras esta forzada introducción, entramos en materia, en la defensa de su derecho a estar entre los miembros de esta institución, en la defensa de la mujer en todos sus aspectos. Un discurso muy bien planteado y razonado, en el que Pilar Gómez resulta convincente, enérgica cuando es necesario, elocuente y también ocurrente para sazonar el discurso con alguna anécdota o chascarrillo irónico.
Además, la obra tiene un prefacio y un epílogo, con la voz en off de Alberto San Juan, para situarnos en el contexto histórico. Así, nos dirá, por ejemplo, que el pazo de su familia fue expropiado posteriormente por Franco (es el famoso pazo de Meirás) y que las cartas y otros documentos de Emilia Pardo Bazán fueron quemados por Carmencita Franco.
Los elementos que componen la escena son una silla, la puerta del teatro situada al fondo y el público, que se convierte en los miembros de la RAE a los que se dirige Emilia.
Emilia es un monólogo con un discurso muy bien estructurado, que cumple su finalidad de forma sobrada: la defensa de los derechos de la mujer. Como discurso funciona, como obra teatral resulta, sin embargo, insuficiente.
La discusión con el portero nos presenta a una mujer más cercana a la arrabalera enredadora que a una mujer culta. La entrada a la Academia sigue en el mismo tono. Por otra parte, resulta muy impostada la forma en la que se dirige a sus miembros con alusiones personales desde el centro del escenario.
Pilar Gómez hace un gran trabajo en su solitaria exposición, cuando ha olvidado su exagerado acento gallego del principio.
Como colofón, una vez acabada la obra, Pilar Gómez se va quitando cada una de las capas de su vestuario en silencio, hasta quedarse en ropa interior con camiseta de Queen (sic).
En resumen, Emilia hará las delicias de los que buscan un discurso con mensaje y resultará solo interesante al público que busca algo más en el teatro, el que busca obras en las que se planteen ideas y, sobre todo, preguntas desde la propia dramaturgia, dejando un hueco a la inteligencia del espectador. Obras que no pretendan enseñarnos o aleccionarnos, que pretendan estimular la mente.
Texto: Noelia Adánez
Dirección: Anna R. Costa
Intérprete: Pilar Gómez
Vestuario: Ana Labrador
Iluminación: Raúl Baena
Producción: Producciones del Barrio
Teatro: Teatro del Barrio 2018
Duración: 60 minutos
