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La verdadera identidad de Madame Duval (2017) de Antonio Miguel Morales


Una obra que nos acerca a la angustia vital y la supervivencia en un mundo donde la amistad, la lealtad y el amor nos ayudan a sobrevivir. Un texto que nos habla del alma humana por encima de la Historia.

Hay una parte importante de nuestro pasado que desconocemos. Antonio Miguel Morales nos descubre en esta obra de teatro la azarosa vida de una mujer que se enfrentó a la parte más convulsa de la reciente historia. Una mujer que se abrió paso en un mundo de hombres y que tuvo que huir del fascismo de España y de Europa.



En un piso de Nueva York, Victoria Kent convive con Louise, su pareja sentimental que padece Alzheimer. Un pasaporte a nombre de Madame Duval, con la fotografía de Victoria, despertará la curiosidad de su compañera.

Victoria nos llevará en su relato al París ocupado por los nazis en 1941. Madame Duval se esconde de la Gestapo y de la persecución del policía español Pedro Urraca en un piso, con la ayuda de su compañera Adèle y de la portera Neus. Su salida a la calle se reducirá al mínimo, aparentar normalidad pero también evitar ser detenida en uno de los registros frecuentes que se hacen por las calles de París.

La rebeldía y fuerza de esta mujer, con todo su bagaje previo, se resiente al permanecer encerrada en el piso. El apoyo moral y logístico de otras mujeres será esencial para su supervivencia.

La obra se cerrará de forma cíclica, volveremos al piso de Nueva York, con las dos ancianas...


La verdadera identidad de Madame Duval se centra en la parte más frágil de la vida de esta mujer, fuera de las épocas de éxito y esfuerzo personal, de su lucha por abrirse y abrir un camino a la mujer en la sociedad; el momento en que ella necesita de otras personas para sobrevivir, después de haber hecho tanto por los demás. Por una vez, la solidaridad del ser humano responde, hay un hueco para la esperanza en la humanidad. Tan importante es la protagonista exiliada como son las mujeres que la rodean y la apoyan. Vamos conociendo la vida de cada una. La tensión dramática se respira a lo largo de toda la obra. Son diálogos hermosos, llenos de rabia, frustración, lealtad y amor.


El texto está estructurado de forma muy inteligente. Por una parte, nos muestra el asedio psicológico de Madame Duval y la fortaleza de las mujeres que la sostienen y, por otra, vamos descubriendo en las conversaciones el pasado de los personajes poco a poco, con la incertidumbre del futuro. El clímax lo encontramos en la escena del campo de exterminio; nos golpea directamente sin caer en fácil dramatismo.

A lo largo de la obra aparecen elementos recurrentes, inquietantes, como la mención al raticida o la presencia de las urracas.

Hay, no obstante, una referencia a la vida de Duval que me ha parecido algo forzada, muy directa al dato histórico (en relación al voto femenino).


El libro está lleno de acotaciones dirigidas a la lectura o quizás como apoyo contextual al lector e incluso al director, sin representación directa en las tablas: el título poético y simbólico de cada escena (rosas, romero...) o la pequeña introducción de la obra. La lectura directa de estas acotaciones o su proyección, podrían ser los recursos en escena. Son elementos más cercanos a la narrativa, ajenos al puro teatro. Es una característica en los libros teatrales de Morales y es una tendencia muy habitual en la dramaturgia española contemporánea. Embellecen y enriquecen la lectura, fuera de la representación.


Los diálogos nos dejan algunas frases que me han impactado y siguen resonando tras la lectura:


En la primera escena, en una conversación llena de ternura entre las dos ancianas, dice Louise a Victoria "Sé que te quiero, pero no te recuerdo".


Cuando Victoria va a comenzar su relato: "Yo te lo voy a contar todo".

Louise: "¿Y si lo olvido de nuevo?"

Victoria: "Te lo volveré a contar".


Una reflexión sobre los expatriados: "Ser compatriota significa tener una patria en común; avistar, aunque sea en la lejanía, un lugar donde volver".

Una vez más este dramaturgo mira al emigrante que ya no tiene donde volver, como ocurrió tras la Guerra Civil Española o como ocurre en tantos conflictos actuales.


No os perdáis esta lectura, una obra con una hermosa mirada al pasado, a la fuerza de las mujeres y a los exiliados.


La verdadera identidad de Madame Duval debe llegar pronto a los escenarios. Auguro un gran éxito si en el montaje se cuenta con la fuerza y sensibilidad que exige esta obra.




Editorial: Ediciones irreverentes

Páginas: 98

Si os gusta esta obra, no os perdáis "La ciénaga" de Antonio Miguel Morales

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