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Némesis (2010) de Philip Roth


Philip Roth (1933-2018) es uno mis escritores favoritos. Ha escrito novelas magistrales, con un estilo propio, centrado en su país y en el mundo que conoció (literatura, enseñanza, comunidad judía) pero con valores universales. Estilo propio y obsesiones particulares. Un humor cínico y burlón, un análisis del comportamiento humano implacable. Un observador objetivo, distante, de los sentimientos y las incongruencias y las paradojas de las personas y de la misma vida. Temas recurrentes como la vejez, el sexo, la ambición, la tradición, el amor o la ausencia del mismo, la muerte. Escandalizó a muchos por la forma de abordar la sexualidad. Menciono algunos aspectos, su amplia literatura ha abordado mucho más. Su obra ha generado amplios estudios. Philip Roth se retiró de la literatura a los 79 años, dejando una treintena de novelas y un importante legado. Némesis fue su última novela.






Némesis se ambienta en la comunidad judía de Newark, durante el tórrido verano de 1944. Bucky Cantor es un joven profesor de gimnasia que no ha podido alistarse en la guerra por sus problemas de vista. Educado por sus abuelos, Bucky es un joven honrado, responsable, cándido, entusiasta. Dirige uno de los centros de verano de la ciudad para que los chavales del barrio practiquen deporte allí. Se declara una epidemia de poliomielitis que pronto irá diezmando a la infancia del barrio. Dos de sus alumnos fallecerán en pocas horas tras el contagio. Bucky intenta transmitir calma a los chavales y a las familias, continuar con las actividades de verano, en la medida de lo posible, a pesar de la epidemia. Pero los sentimientos que surgen ante la impotencia frente al contagio son una espiral difícil de controlar: miedo, supersticiones, búsqueda de culpables, histeria, rabia... En esa época se desconocía cómo se transmitía el virus y no había tratamiento.


Roth retrata la vida de los chicos en la calle, sus juegos, peleas y chanzas. Un mundo del pasado con un espíritu de observador amable, como un recuerdo de infancia o juventud, que pronto se enturbia con la amenaza de la enfermedad y la muerte.


El dramatismo de la epidemia agazapada tiene una fuerza inmensa que no precisa de ningún refuerzo sentimental. Una descripción objetiva, unos diálogos realistas, son suficientes para llegar al lector, acercarnos a los hechos y comprender las disyuntivas que afronta el protagonista. Hay, no obstante, momentos llenos de calidez cuando la impotencia y la frustración son imposibles de resolver: la conversación del protagonista con el padre que acaba de perder a su hijo de doce años o la charla que mantiene con el futuro suegro, médico incapaz de curar o prevenir la enfermedad pero que sabe escuchar y reconfortar.


La crisis en la creencia de Dios, origen y causa de la epidemia que mata a inocentes, forma parte de los pensamientos torturados del joven profesor. Pensamientos que no se atreve a compartir con las personas que quiere y sabe que no le entenderían y se sentirían defraudadas: la abuela, la novia, el padre de la novia.


La historia de Némesis se estructura en dos partes y una especie de epílogo final.

En la segunda parte, Bucky acepta un puesto de instructor en el campamento de verano donde se encuentra su novia, ante la insistencia de ésta. Allí se sentirá feliz, como si viviera en un paraíso tras el infierno, entre las montañas y el lago, la juventud sana y alegre del campamento en plena naturaleza; pero también se sentirá culpable por abandonar a los chavales del barrio...

En el epílogo, narrado por otro personaje, nos encontraremos con un Bucky que no supo afrontar la realidad de los hechos y decidió vivir bajo el sentimiento de culpabilidad. Una elección personal y equivocada que nadie supo, en su momento, cambiar. No entro en más detalles o debates para no destripar el argumento.

Es curioso que en el último párrafo utilice el recurso del flashback cinematográfico: una escena que es un recuerdo / homenaje a los buenos tiempos del protagonista, cuando tenía toda la vida por delante, vigoroso, fuerte, un líder del deporte y un compañero de los niños.


En esta novela, Philip Roth, clarividente como siempre, con las palabras justas y su narrativa contundente, nos sitúa en un momento de la vida de un joven que se está formando como hombre y debe afrontar un mundo en el que la muerte le rodea.

La vulnerabilidad del ser humano, la desconfianza de la comunidad frente al que es diferente (cuando las cosas no van bien), el exceso de responsabilidad y de culpabilidad, la inmadurez, el amor, la reacción del individuo ante la implacable enfermedad, la supervivencia, las elecciones que marcan toda un vida. Estos son algunos de los aspectos que en esta obra aborda el autor.


Una gran alegría porque Philip Roth supo acabar su carrera literaria con una obra que confirma que es un grandísimo escritor.




Editorial: Mondadori

Páginas: 207






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