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Bajo la sombra de Peter


Trasladar una buena idea de un cortometraje a una obra de teatro, que dura hora y media, exige saber algo de dramaturgia y dirección. Bajo la sombra de Peter es una muy mala función teatral, no hay que darle más vueltas.


En un cine abandonado viven Lalo y Luz, un adolescente y una drogadicta que prometió a la madre del chico cuidarlo. La realidad ha sido muy diferente: Luz ha permitido que el chico sea un analfabeto que apenas sabe leer y lo explota para que consiga la droga que necesita.

Un día aparece una asistente social, Valentina, contratada (sic) por una empresa que va a demoler el cine en unos pocos días. Ella tiene que asegurarse que no queda nadie en el local, desalojar a los vagabundos y reubicarlos, pagar la indemnización correspondiente (el cine pertenecía a la familia de la drogadicta)...

El joven tiene entre sus escasas pertenencias, la mayoría robadas, una primera edición del libro "Peter y Wendy" que servirá, a través de los estímulos de la asistente, para que se vaya aficionando a la lectura y se interese por el mundo del niño que no quiso crecer...


Las situaciones inverosímiles se suceden, los diálogos con frases ridículas tipo "es mi responsabilidad si os dejo aquí y las máquinas os aplastan" y la actuación, aniñada del chico y ñoña de la asistente, completan un cuadro que hace difícil aguantar la obra. La interpretación de María Casal resulta natural en comparación con sus compañeros de reparto, aunque a veces resulte plana o no audible.


Destacó el correcto trabajo de iluminación. Sin embargo, la proyección audiovisual, sobre flácida sábana, resultó borrosa y monótona. La escenografía y el atrezzo adecuados para situar la obra en un destartalado interior.

Interesante resultó el recurso de la bailarina, sobre todo en la escena de la pesadilla del chico donde, por una vez, vemos algo bien plasmado en escena (escena muy bien iluminada para dar toda la fuerza que requería).


Como decía al principio, la historia tenía algunas buenas ideas que podían haber dado lugar a una obra interesante: unos desharrapados de la sociedad que viven en uno de esos cines que van desapareciendo para convertirse en centros comerciales, la relación de una adulta que se aprovecha del candor del joven que no tiene ningún objetivo en la vida, el despertar de la lectura, la ineficacia de la integración social, etcétera.

La función ha sido un despropósito, una obra que no hay por donde salvarla.


Texto: Andreu Catro y Mónica Montañés

Dirección: Andreu Castro

Intérpretes: María Casal, Pablo Quijano, Chus Pereiro

Escenografía: Carlos Rivera

Iluminación: Jordi Luengo

Teatros Luchana 18 a 26 de agosto de 2018

Duración: 85 minutos

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