top of page

Rojo


Rojo es una de esas obras que se han creado para que un actor se luzca y Juan Echanove lo consigue. Rojo es una obra que vende cultura para que el espectador salga satisfecho de ver algo culto (aunque sea en apariencia). Rojo, como todo best seller de fábrica, está lleno de palabras y palabras que sobran y que no trascienden. Rojo, bajo la dirección del propio Juan Echanove, es una función aburrida, de cartón piedra.



Mark Rothko (1903-1970) es un pintor expresionista abstracto que, en el momento de la obra, se enfrenta a un complicado encargo: pintar una serie de murales para un restaurante de Four Seasons en Nueva York. Su personalidad uraña, egocéntrica, insegura, choca con este reto que, después de aceptarlo, no le gusta. Contrata a un ayudante para los trabajos más básicos: hacer mezclas, limpiar los materiales, colocar el lienzo y, como mucho, preparar el cuadro. Como es obvio, Rothko / Echanove maltrata al joven aprendiz, lo considera un inepto para todo, lo amenaza constantemente y lo utilizará sobre todo para desahogarse, para que algo más que la pared escuche sus peroratas que, por supuesto, sirven para exponernos temas de arte. Adivinen cómo acaba la obra... como en cualquier best seller o película norteamericana de consumo, el chico después de sufrir lo indecible se abrirá un camino en el corazón del Artista sin perder éste la apariencia de ogro. Detrás de cada genio o monstruo siempre hay un corazoncito. Para el joven y para el espectador habrá sido una experiencia estar al lado de un pintor que es un genio, que es historia.

Juan Echanove utiliza todo su repertorio para lucirse en un personaje que parece hecho a su medida. Impetuoso, soberbio, deprimido... llora, grita, se echa las manos a la cabeza, calla, ofrece largos discursos, reflexiona... Con su potente y ronca voz, con su presencia física, con gesto decidido, como el gran actor que domina el escenario que pisa. Una interpretación que, si hubiera sido moderada y dirigida por alguien ajeno a él mismo, podría haber conseguido que su personaje interesara más.

Ricardo Gómez, seamos sinceros, es un mal actor que puede encajar en papeles televisivos tipo Cuéntame porque la carga interpretativa se reparte entre muchos. Aquí no resiste la prueba de enfrentarse a un escenario y las indicaciones del director, exagerando su actitud de joven inexperto (ese traje, las manos aferrando una cartera, etc), no le ayudan.

En una entrevista comentaba Echanove que lo que más aprecia en una dirección es la elegancia. Por lo que he visto, debe pensar que el summum de la estética y la elegancia es la que puedes encontrar en esas óperas en las que los cantantes miran permanentemente al público aunque "dialoguen" con el resto del elenco. Así, Echanove hablaba con su ayudante pero lo dejaba en un lateral para mirar directamente al público. Esos largos monólogos dirigidos a su compañero, pero con la vista y el gesto al frente, conseguían un hieratismo escénico, un sopor inaguantable al que no ayudaba el contenido del discurso.

La obra iba a ser dirigida por Gerardo Vera pero tuvo que abandonar este proyecto por problemas de salud.

Rojo se circunscribe al tipo de teatro construido para que un gran actor haga su tour de force, un teatro que conceptualmente ha envejecido pero que todavía tiene su público, no cabe duda. En mi opinión hubiera sido más adecuado convertir este argumento en una película de televisión para consumir al mediodía mientras haces otra cosa. ¿No es John Logan guionista de televisión? Pues eso.

Texto: John Logan

Dirección: Juan Echanove

Intérpretes: Juan Echanove, Ricardo Gómez

Escenografía y vestuario: Alejandro Andújar

Iluminación: Juan Gómez-Cornejo

Ayudante de dirección: Markos Marín

Producción: Teatro Español, Traspasos Kultur, La Llave Maestra

Teatro: Teatro Español 29 de noviembre a 30 de diciembre de 2018

Duración: 90 minutos

Busco...
PRÓXIMOS RETOS
OBRAS DE TEATRO
OBRAS DE LITERATURA

Únete ahora a nuestra lista de correo

bottom of page