María Teresa y el león

Decepcionante texto y dramaturgia de una supuesta semblanza de la escritora y pensadora María Teresa León. Sin contenido, sin interés.

En la primera escena vemos a la protagonista, muy anciana, caminar con gran dificultad, lentísima, hacia una silla. Unos minutos largos para que observemos el deterioro de una mujer que iremos conociendo a través de fragmentos de su vida. Nos contará que se casó joven y tuvo dos hijos, que los abandonó para poder dedicarse a su vida. Nos contará que fue la pareja de Rafael Alberti. Nos hablará de las reuniones en torno a una mesa, siempre con el mismo mantel con manchas de vino que no se van, rodeada de grandes figuras de la cultura que enumera (nada más). Asistiremos a una fiesta andaluza, ella borracha o ya un poco loca gritando a Alberti. Mencionará el exilio. Veremos escenas del deterioro psicológico más propio de una loca que de un paciente con Alzheimer...

Escenas breves que no nos cuentan nada importante de la época que vivió ni de lo que hizo: nos recita un poema, sabemos que estuvo en el Madrid asediado, hay una escena sobre la protección de los cuadros del Museo del Prado, luego el exilio, poco más. Nada sobre sus sentimientos o pensamientos. Todo vacío, menciones escuálidas a modo de resumen de revista, menciones para decir estuve con fulanito y estuve allí... Flaco favor a esta escritora de la generación del 27, activista comprometida e impulsora de la cultura, con una experiencia vital intensa.

La escenografía es una plataforma con suelo curvilíneo y tapas por donde desaparece la actriz, a un lado goteros y al otro una cuerda de tender; un fondo que permite sombras chinescas interesantes. La iluminación da cuerpo a la parca escenografía aunque a veces molesta el ventilador que hace temblar la luz del foco.

Susana Hornos es mejor actriz que escritora, aunque se regodea en algunas escenas en exceso.

Cuando una obra no tiene nada que contar, aunque el material de partida sea tan rico e interesante, es mejor no convertirla en función.

Texto e intérprete: Susana Hornos

Dirección: Carolina Román

Escenografía: Alessio Meloni

Iluminación: Manuel Fuster

Música: Alejandro Pelayo

Teatro: Sala Mirador

Duración: 60 minutos