top of page

Mañana tendremos otros nombres (2019) de Patricio Pron



Interesante novela que reflexiona, a través de sus personajes, en las relaciones afectivas de la sociedad actual: la pareja, la amistad, las relaciones sexuales, la soledad y las redes sociales que han influido en ellas. El interés queda frenado por cómo expresa algunas ideas, independientemente de que varias no las comparta, porque cuesta seguir sus razonamientos al estar mal redactadas. Es una lástima que no haya trabajado mejor esos párrafos para conseguir un libro más redondo. ¿Premura o limitación? No he leído otras obras para poder dilucidar el problema. Mañana tendremos otros nombres ha recibido el premio Alfaguara de novela 2019.


Una pareja vive feliz desde hace cinco años; su situación laboral es acomodada, la vida tranquila, no discuten, no necesitan palabras para entenderse. Han llegado a la cuarentena. Él escribe libros de no ficción y Ella es arquitecta, algo frustrada porque sus proyectos siempre son modificados en su estudio.

Un día ocurre un incidente. Un pájaro entra en el salón de su casa e intenta salir, se golpea, destrozando todo lo que encuentra en su camino, hasta que cae muerto. Entonces Ella verbaliza su pensamiento, la necesidad de salir de esa vida, romper: no es suficiente esa felicidad que reside en una confortable vida cotidiana e inevitablemente rutinaria, que ahoga la posibilidad de cambios. En esa ruptura pueden subyacer otros motivos, la idea de no querer tener hijos Él, quizás, pero no son fundamentales.

Los personajes principales son Él y Ella, al resto los nombrará por sus iniciales. Una forma de contar una historia sin particularizar, que pretende ser un espectro general de los sentimientos y los tiempos actuales. No obstante, además de la leve incomodidad del recurso, en una novela los detalles, con el desarrollo de la historia, siempre acabarán siendo específicos de cada uno de estos personajes.


Patricio Pron nos cuenta en cada capítulo, de forma alternativa, la vida de cada uno tras la ruptura: sus recuerdos, pensamientos, los nuevos vínculos, el apoyo de sus amistades... y sobre todo el duro camino de superar la separación.

Con un exceso de palabras, que a veces pesa en la lectura, expone los motivos psicológicos de cada una de las decisiones, el estado de cada uno. El texto resulta reiterativo, hay frases enteras que se repiten casi calcadas. El relato se hubiera beneficiado de una poda sin que hubiera perdido precisión y profundidad. Es una de esas novelas que son más redondas si no sobrepasan las doscientas páginas (tiene 265). En ocasiones acumula descripciones (tipo ejemplos) de otras relaciones, que no aportan mucho a la historia.


Cuando al principio me planteaba si había algo de premura a la hora de terminar el libro era por diálogos como los que aparecen en la página 113 en la que un practicante, que luego cita como internista, le dice a Ella que sus síntomas pueden ser debidos a fibromialgia y al preguntarle qué es eso "el internista admitió que no lo sabía" o, por ejemplo, la errónea correlación de fechas en las que relaciona los cambios sociales de los jóvenes modelados por las últimas guerras, incluyendo la del Golfo (1990-91) en la que ni habían nacido o eran todavía unos bebés.


Hay muchos párrafos imposibles de seguir, mal escritos. Ha habido un momento en el que he dejado de anotarlos. Y otros, que coloca en la mirada de los personajes, como por ejemplo de los homosexuales, totalmente incorrectos.

Quizá por ser argentino, y a pesar de su exquisito español-castellano, hay algunas expresiones que no parecen correctas o son vulgarismos: "mayormente" (desgraciadamente, hoy ya muy generalizada en literatura), "de a ratos"...


Mañana tendremos otros nombres tiene, por otra parte, muchos aciertos. Los diferentes estados emocionales por los que pasa la pareja rota están perfectamente reflejados. Los cambios sociales en las relaciones entre individuos se plasman con un espíritu crítico sutil: la comunicación en redes sociales que sustituye a la tradicional (el uso de emoticonos en lugar de palabras...), la búsqueda de nuevas formas de relación y contacto que intentan sustituir las anteriores (parejas abiertas, aplicaciones...). La sociedad de consumo que crea necesidades artificiales y quienes no las siguen se encuentran apartados (los múltiples objetos que debe comprar la mujer embarazada, las fiestas navideñas...) o el consumo cultural como un elemento más a deglutir.

Y también encontramos párrafos en los que se expresa ¡tan bien! y te produce añoranza por lo que podía haber sido este libro.



Mañana tendremos otros nombres no es el mejor premio Alfaguara pero alcanza el suficiente interés para leerlo por el serio abordaje de la relación de pareja, y su ruptura, en el contexto actual.





Busco...
PRÓXIMOS RETOS
OBRAS DE TEATRO
OBRAS DE LITERATURA

Únete ahora a nuestra lista de correo

bottom of page