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Lo nunca visto


Lo nunca visto es una comedia que te revuelve las entrañas, un patético esperpento que te conmociona desde el humor, una función de la que sales trastocado. Tres mujeres que dejan huella. Auténtico teatro, genial incluso en su imperfección.

Si has visto Las princesas del Pacífico, la anterior producción de La Estampida y José Troncoso, vas a reconocer un lenguaje propio, un humor amargo, un retrato de personajes humano pero inciso. Con Lo nunca visto el dibujo es más desesperanzado.


Araceli es una profesora de una escuela de ballet para niñas, ya en su decrepitud, que decide llamar a sus ex-alumnas para hacer una última función: el local se cierra, ya lo están desmontando, está siendo derrumbado como su propia existencia. Solo dos mujeres responden a sus llamadas: Mari Carmen, un ama de casa nerviosa, exaltada, que no para de hablar agarrada a su carrito de la compra con sus gafas oscuras; la otra, Sofía, con aspecto físico deplorable, hablar directo y parco, con apariencia de mujer que vive en la calle, drogadicta. Con el título de "Lo nunca visto", la profesora quiere hacer una función que sea revolucionaria, en la que representarán su vida dedicada a la enseñanza del ballet. Cuando terminan con el ensayo de la representación se da cuenta de que la obra ha quedado muy corta: su historia personal es vacía. La profesora decide que ellas también representen sus vidas. Al principio se resisten a contar y exponer sus trágicas historias, pero cederán: son historias de elecciones equivocadas y a la deriva.


Comedia y tragedia impregnadas de humor esperpéntico, ese humor en el que no podemos dejarnos llevar por la risa, que nos provoca una sonrisa amarga. Un humor que se apoya en la reacción de estas mujeres, en sus confesiones y, como una parte fundamental, en su lenguaje, que las define. Con una clara influencia del teatro de La Zaranda, los personajes repiten frases, lugares comunes, rellenan huecos con palabras innecesarias (evitan el silencio, aunque a veces surge). Hay una cadencia en los diálogos musical, una poesía de la repetición. Es cierto que alguna vez puede resultar excesiva, pero funciona casi todo el tiempo y constituye el alma de esta trágica comedia. La profesora pierde protagonismo en la segunda parte, dedicada a la vida de sus ex-alumnas, y fragmenta la obra, hasta que se recupera en la escena final (emocionante, bella y melancólica). He echado de menos una mayor continuidad o una estructura más compacta.


La caracterización de las actrices es una pieza fundamental en la obra, el toque definitivo para que esas mujeres brillen: esas caras demacradas, esas pelucas, los dientes careados, el maquillaje... que las hace irreconocibles y las deriva en un esperpento, un despojo humano. El vestuario es el complemento adecuado. Todo bajo la labor de Miguel Ángel Milán. Sin su toque esencial ni Lo nunca visto ni Las princesas del Pacífico serían lo mismo.


Y por supuesto, las actrices, inmensas, que nos arrastran por esos personajes con convicción, gestos exagerados pero matizados en sus detalles, desparrame y contención. No, sin ellas, la obra no sería la misma.

José Troncoso dirige con mimo cada detalle de la historia, convierte el envoltorio en esencia: desde el decorado y la iluminación "teatral" hasta los movimientos coreográficos a cámara lenta con esa música que sublima la escena. La inteligente y genial combinación de humor y patetismo, de realismo y esperpento, de lo sencillo y lo grotesco, la dignidad de lo ridículo, todo eso y mucho más convierten la obra en algo personal y emocionalmente contradictorio. Salimos del teatro con la sonrisa congelada al contemplar el desgarro de unas vidas truncadas, serradas, pero que siguen adelante, aunque sea arrastras y con la imaginación del autoengaño todavía no del todo perdida.

Luces y sombras del teatro que son luces y sombras de estos seres desgraciados que siguen adelante, seres que resultan tan cercanos, vecinos nuestros de ahora o del pasado.

¡Cómo pasa el tiempo!, pero ¡cómo pasa el tiempo! y otras frases e imágenes de esta gran función seguirán resonando en mi cabeza.

Texto y dirección: José Troncoso

Intérpretes: Alicia Rodríguez, Belén Ponce de León, Ana Turpin

Ayudante de dirección: Borja Roces

Escenografía: Juan Sebastián Domínguez

Iluminación: Juanan Morales

Vestuario y caracterización: Miguel Ángel Milán

Producción: La Estampida

Teatro: El Español 18 de septiembre al 13 de octubre

Duración: 80 minutos

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