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Amaeru



"Amaeru" ha supuesto, al que escribe esta crítica, una profunda decepción al encontrarme con una obra tan poco sustancial, inesperable de Carolina Román.






Lucinda y Biba son dos hermanas. Lucinda es costurera y tiene un hijo que esconde al vecindario. El hombre que la dejó embarazada se fue sin saber de él. Las dos hermanas siguen un culebrón televisivo que interpretan ellas mismas como admiradoras que han memorizado los diálogos. Son mujeres que salen a la fresca para cotillear y criticar a los vecinos y hablar de sus cosas. Sus conversaciones son las propias de gente sencilla, supersticiosa. Sus desavenencias y discusiones son por nimiedades aunque parecen ocultar un oscuro pasado.

Al final de la obra habrá un giro argumental que buscará justificar parte de lo que hemos visto y que resultará tan inverosímil, una absurda invención más propia de dramaturgo aficionado que busca la sorpresa, que terminará por hundir la función (aunque ya estaba por los suelos).

Porque todo lo que hemos visto son escenas costumbristas de chascarrillo feminil y de nulo interés: conversaciones sobre moda y vestidos, telenovela interiorizada, cotilleo sin fondo, discusiones de escaso vuelo y nula hondura. En algún momento no entendí el léxico sudamericano pero no fue significativo en el conjunto de los diálogos. Lo grave es la banalidad de todo lo que vemos.



Ante el profundo desinterés de las escenas que se suceden, queda el refugio de la gran interpretación que nos ofrecen Daniel Freire y Omar Calicchio, un lujazo desaprovechado por el texto que tienen que abordar.

Entre escena y escena hay alguna que destaca por su belleza formal en la que la combinación de movimientos, iluminación, vestuario y música causa un impacto que desencaja al espectador frente al mediocre discurrir del resto.

La iluminación de Manuel Fuster es imaginativa y consigue unos efectos magníficos. La videoescena es adecuada, sobre todo la proyección fija.

Destaca el estupendo trabajo, una vez más, de Alessio Meloni con una escenografía sencilla pero de un sintetismo que recoge el espíritu del ambiente de sastrería de forma ingeniosa: el suelo y la pared blancos y con trazos de un patrón, los asientos con forma de bobinas gigantes de hilo. La otra parte del panel es un jardín colgante que se gira para las escenas de exterior. Es un genio.

También mencionar la coreografía y el vestuario que se han lucido en este montaje.


Carolina Román dirige bien su propio texto a pesar del desatino argumental y dramatúrgico que nos ofrece.





Texto y dirección: Carolina Román

Intérpretes: Daniel Freire y Omar Calicchio

Escenografía: Alessio Meloni

Iluminación: Manuel Fuster

Sonido: Fran Gude

Videoescena: Emilio Valenzuela

Compositor: Miguel Linares

Coreografía: Marta Fernández

Ayudante de dirección: Óscar Martínez

Producción: Nyoman y ShowPrime

Teatro: Teatros del Canal Del 5 al 22 de enero de 2023

Duración: 85 minutos








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