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Atentado



El argumento de Atentado parece ser un ataque terrorista dentro de un museo, en el que un empleado del museo y la jefa de comunicaciones del gobierno se refugian en un cuarto de limpieza. Pero, contrariamente a lo esperado, no se centrará en el acto terrorista sino que será el punto de partida o la excusa para enlazar varios discursos, uno detrás de otro, sobre la manipulación informativa, de la imagen y de la palabra. Esos discursos anularán la dramaturgia y tratarán al espectador como si no fuera capaz de interpretar la realidad.







Todo empieza con un discurso de bienvenida a los asistentes a un acto en el museo, por una mujer vestida de negro que nos explicará algunos cuadros y se nos echará a llorar. Luego pasaremos al momento del atentado en el museo, cuando los dos protagonistas se refugian en un cuarto de limpieza.

La obra salta en el tiempo, del pasado al presente, varios presentes. Así, sabremos que la mujer del discurso inicial es la directora de informativos de una cadena de televisión a la que, en algún momento, la jefa de comunicaciones del gobierno intenta manipular.

Pronto intuiremos que el que dice ser empleado del museo no es tal, sobre todo cuando sale con el argumento de que él también ha sido jefe de comunicaciones ¡buf!

Pero lo que les ocurra resultará secundario, en parte, porque lo que interesa es la tesis que quiere exponer Félix Estaire: la manipulación de la información, la credibilidad que damos a las noticias, nuestra ausencia de análisis de las mismas y, por tanto, la manipulación que sufrimos. Hasta el terrorista nos hablará de dicha manipulación. Entre medias, discurso tras discurso, también tocará superficialmente el poder de las redes sociales, el marketing... Todo muy bien explicado para que el público adulto no se pierda, aunque varios argumentos son falaces. Se obvia que la gente pueda tener una actitud crítica, discernir a pesar de la información manipulada, como si creyéramos en la palabra y la información como en un acto de fe, de forma irreflexiva.


Con dos maravillosas actrices sobre el escenario sorprende ese desaprovechamiento y esa dirección que las convierte en estatuas de cera en un museo de pintura. Ángel Ruíz es quizá el más expresivo. Los personajes casi no existen, son vehículos para el discurso, nos importa poco lo que pueda ocurrir entre ese hombre y esa mujer, no nos lo creemos.


La escenografía de Alessio Meloni es básica e impide que veamos claramente el momento de mayor clímax, por decir algo, de la obra. Estamos en una sala de un museo con una serie de cuadros. Cuando entran María Morales y Ángel Ruíz al cuarto de limpieza, los vemos a través del cuadro velado; a pesar de la iluminación, que destaca a los actores, nos perdemos todos los matices de angustia de los personajes que acaban de huir de la matanza. Poco después el cuadro se girará, como irán haciendo el resto, y en el hueco iremos perfilando las diferentes partes del cuarto con productos de limpieza y demás utensilios.


Atentado es otra obra, más, de tesis del mercado teatral actual, una obra que quiere mostrar un tema social y actual. El tipo de teatro que se vende ahora a los promotores o productores porque no hay nada mejor que la realidad y hacer reflexionar sobre ella. El problema es que pocas veces nos dejan reflexionar de verdad y el concepto acaba matando todo lo que hasta ahora era importante en el teatro: que haya personajes, que haya vida. Lo social sin personas que den vida a lo contado no tiene sentido.



Texto: Félix Estaire

Dirección: Xus de la Cruz y Félix Estaire

Intérpretes: María Morales, Ángel Ruíz, Eva Rufo

Escenografía: Alessio Meloni

Ayudante de dirección: Gabriel Fuentes

Iluminación: Lola Barroso

Vestuario: Vanessa Actif

Producción: Teatro Español

Teatro: Teatro Español 16 de enero a 16 de febrero de 2020

Duración: 75 minutos

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