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Coraje de madre



George Tabori nos relata cómo su madre fue detenida en 1944 en Budapest por ser judía, fue trasladada en uno de esos vagones de tren hacia un campo de concentración pero, por curiosas circunstancias, no llegó a su destino. El humor aplasta el drama en una representación cuyo narrador es el protagonista.







Se establece un interesante diálogo entre el autor, que cuenta la historia que no vivió, y la madre, que rectifica los detalles de esa narración, al mismo tiempo que interpreta aquello que narra el hijo. Es un diálogo desenfadado, humorístico, condescendiente, en el que se pone de manifiesto la alteración de la realidad al ser contada y su aproximación a la ficción, más distanciada cuando el relato es indirecto pero también cuando es recordada por quien la vivió. Este diálogo imaginado, este juego teatral y narrativo resulta original, tiene cierta frescura y constituye lo mejor de toda la obra.

Pero ese no es el camino por el que va a transitar la obra, por desgracia, aunque fuera un recurso que debería manejarse con imaginación para evitar repeticiones de fórmulas: ¿me equivoco, madre? o coletilla similar, por ejemplo, que utiliza tres o cuatro veces al inicio.


La representación no me convence por dos aspectos fundamentales que son los que acaban por marcar todo el tono y la estructura de la obra. En primer lugar, la excesiva ligereza en el tratamiento de la persecución judía y las deportaciones que me pareció desacertada en muchas ocasiones: el humor desenfadado de la función llega al punto de banalizar la cruda realidad histórica que quiere retratarnos, convierte personajes nazis y circunstancias varias en un vodevil grotesco (soldados con tirantes y mostacho asemejarán a los muñecos de guiñol). También desacertada gran parte de la descripción del traslado de los judíos en trenes de mercancías, donde el autor nos cuenta gráficamente la escena sexual en la que un desconocido hizo disfrutar a su madre... Poco hay de la angustia, el sudor, las excreciones, el hambre y la sed, la asfixia... del viaje y la tortura inicial, antes de la llegada al infierno del campo de concentración.


En segundo lugar, la obra tiene un tono narrativo excesivo, hasta el punto de parecer un drama radiofónico (algo que nunca me ha gustado). El autor omnipresente se mueve en escena narrando sin descanso la mayor parte del tiempo y el resto de actores se dedican a escenificar (casi siempre mudos o monosilábicos) lo que va narrando. La madre tendrá un cierto peso como actriz secundaria, sobre todo al principio, pero luego actúa según sus indicaciones en escenas mudas y sobreactuadas (esa ridícula forma de corretear alrededor del espejo colgado...).


Nos mantiene interesados el gran trabajo interpretativo y narrativo de Pere Ponce (potente voz). A Isabel Ordaz le toca la parte más exagerada y paródica del personaje de madre.


Hay un público que agradece la comicidad y ausencia de seriedad o dramatismo en lo que se cuenta. Yo me quedo con los diez minutos iniciales y con Pere Ponce, aunque no sea suficiente estímulo.



Texto: George Tabori

Traducción: Víctor León Oller

Dirección: Helena Pimenta

Intérpretes: Isabel Ordaz, Pere Ponce, David Bueno (música), Xavi Frau, Sacha Tomé

Escenografía: José Tomé y Marcos Carazo

Vestuario: Mónica Teijeiro

Iluminación: Nicolás Fischtel

Sonido: Ignacio García

Producción: Teatro de La Abadía, Ur Teatro, Teatre Principal de Palma de Mallorca.

Teatro: La Abadía Del 23 de febrero al 19 de marzo de 2023

Duración: 90 minutos

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