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El Golem



Enigmática y fascinante obra de Mayorga que en la mirada del director, Alfredo Sanzol, se convierte en un claustrofóbico thriller kafkiano con una brillante y agónica Vicky Luengo. Compleja, simbólica y exigente, es una representación difícil de seguir pero cautivante. El poder de la palabra...





Obra profunda, poética y extraña de múltiples lecturas, en la que no siempre se llega a la comprensión de lo que ocurre a los personajes. La oscuridad e inquietud que me ha transmitido y cautivado no ocurrirá con muchos de los espectadores, no es fácil (no pretende serlo) entrar en la propuesta. Hay que dejarse llevar, no pretender atar todos los cabos, dejarse atrapar por su misterio y la profundidad de los diálogos, compartir la perplejidad de la protagonista.


Ismael sufre una enfermedad rara y es tratado en un hospital. Su enfermedad entra en la lista de patologías que el sistema público sanitario deja de cubrir y su mujer Felicia no puede hacer frente a las facturas. Al día siguiente tendrá que abandonar el hospital. Una misteriosa mujer llamada Salinas que se identifica como traductora propone a Felicia un trato extraño y sospechoso pero que no puede rechazar: mantendrán el tratamiento que salvará la vida de su marido si ella acepta entrar en un estudio del que sólo le dice que tendrá que memorizar palabras. Un contrato que tendrá más consecuencias de las esperadas: Felicia, conforme haga suyas las palabras de ese texto, se irá transformando y sus sueños y su memoria, también su cuerpo, sufrirán cambios... Está memorizando las palabras de otro ¿de quién?


"El Golem" es una obra densa como casi todas las escritas por Juan Mayorga, un teatro muy narrativo de palabra profusa. Aquí la palabra es protagonista por su poder de significado, conocimiento y transformador, la palabra en sus múltiples aspectos semiológicos. Pero esta obra va más allá, aquí la palabra adquiere un poder literal en la protagonista de esta parábola kafkiana del mito del Golem.

Las catorce breves escenas en las que se estructura la obra permiten en esta representación, mientras se cambia el decorado de forma dinámica, una pausa que facilita al espectador asimilar el rico texto, bajo una maravillosa banda sonora que recuerda al hitchcokiano Bernard Herrmann. Son unos interludios necesarios para evitar la saturación, dar oxígeno a las ideas que brotan de la mente de Mayorga: sabia decisión del director Alfredo Sanzol.


La interpretación de Vicky Luengo es apabullante, su rostro expresa toda la pesadilla y desorientación de su personaje y en las escenas de los sueños se retuerce y nos perturba la mirada. En cambio, Elena González no convence en la primera escena (fundamental para el inicio de la obra) por su inexpresiva y fría voz recitadora de texto aunque mejora mucho a lo largo de la obra. Elías González, con un papel mucho más corto, resulta convincente.


El genio de Sanzol se palpa en muchos aspectos de la obra: el movimiento escenográfico ideado, el movimiento corporal de los sueños, la atmósfera claustrofóbica que consigue con todos los elementos, el dinamismo de la representación... A un grandioso texto pero tan áspero y tan duro le ha conferido una vida propia.


El final de la obra es recibido con cierta polémica: la luz ilumina las butacas y Vicky Luengo se dirige al público con voz iluminada en una arenga combativa que despierte a un público que asiste, desde el conformismo, a la involución social. Desde mi punto de vista, es un final que desconcierta pero que, tras la reflexión, acabas por sentir justificado y congruente con la narrativa del resto de la obra. Aunque su tono sea directo, fuera de la pesadilla anterior, aborda la pesadilla oculta de nuestra civilización que el público suele ver como realidad aceptada. Felicia, o quien sea, ha despertado; ahora quiere que el espectador también despierte y actúe.


"No hay guerra más cruel que la civil, en que cada bando niega la humanidad del enemigo."


"El Golem" inquieta y abre debates tras una experiencia enriquecedora y, al mismo tiempo, luctuosa. No deja indiferente y provoca el pensamiento. ¿No es estupendo?



Texto: Juan Mayorga

Dirección: Alfredo Sanzol

Intérpretes: Elena González (Salinas), Elías González (Ismael) y Vicky Luengo (Felicia)

Escenografía y vestuario: Alejandro Andújar

Iluminación: Pedro Yagüe

Movimiento escenográfico: Andrés Bernal, Cecilia Galán, Leonora Lax y Kevin de la Rosa

Música: Fernando Velázquez

Sonido: Sandra Vicente

Ayudante de dirección: Beatriz Jaén

Teatro: María Guerrero Del 25 de febrero al 17 de abril de 2022

Duración: 130 minutos









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