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El olvido que seremos (2006) de Héctor Abad Faciolince



La historia del padre del autor, su familia y la época convulsa de Colombia narrada como una novela y un testimonio, una memoria que no quiere ser olvidada.






Héctor era un niño feliz rodeado de mujeres, la abuela, su madre, cinco hermanas, criadas y una monja, un niño que adoraba incondicionalmente a su padre. El libro es un homenaje a la figura del padre, un médico dedicado a la enseñanza universitaria (en varias etapas responsable de alguna administración) y volcado en la lucha por cambiar las condiciones sanitarias de la población de Medellín: acceso al agua potable, pasteurización de la leche, saneamiento del alcantarillado... Un hombre convencido de que la mejora de las necesidades básicas salva más vidas que la creación de más hospitales o la inversión en tratamientos clínicos caros. Su postura le creó enemigos entre la gente que sustenta el poder (iglesia, políticos) y los compañeros de profesión. En varias ocasiones tuvo que irse al extranjero por problemas de trabajo y, con el tiempo, por amenazas a su propia vida. La situación acabó con el asesinato de su padre por los paramilitares (ese pasaje está escrito con gran tensión).

El libro no está narrado de forma lineal e intercala el autor reflexiones en primera persona.


Aunque Héctor Abad Faciolince nos relata muchas historias de su vida familiar, como el increíble éxito empresarial de su madre, el ambiente religioso en la casa, su infancia y juventud, bosquejos de la vida de los abuelos (historias desaprovechadas), el libro se centra en el padre: es una transcripción novelada de sus recuerdos para, en parte, cicatrizar la herida de su muerte, para mantener la memoria viva, para que gracias a la lectura de este libro "este olvido que seremos puede postergarse por un instante más".


No es una exposición objetiva de los hechos como es lógico pero sorprende que el autor haya ocultado hasta el final (cuando ya era ineludible) que la persecución hacia su padre no sólo fue porque se implicó en una lucha de cambios sociales sino porque era claramente un hombre que militó en la izquierda, que era un orador activo y que incluso llegó a viajar invitado a Cuba (aunque no estuviera de acuerdo con la dictadura del proletariado). Hay un capítulo en el que el autor cuenta de forma irónica y desenfadada que su padre al ser acusado de marxista, decidió leer a Marx porque no sabía en qué consistía su filosofía: poco creíble tras acabar de conocer toda su historia...


El personaje del padre resulta atractivo, apasionante y muy humano en sus contradicciones y en las debilidades que el escritor cuenta o deja intuir a pesar de su amor incondicional hacia él. Pronto nos confiesa "casi todo lo que he escrito lo he escrito para alguien que no puede leerme, y este mismo libro no es otra cosa que la carta a una sombra".


"El olvido que seremos" es un libro irregular, sorprende que leamos un párrafo con unas reflexiones certeras y con cierta belleza formal, para continuar con ideas mal estructuradas, párrafos superficiales o de una banalidad hiriente. Hay un cierto descuido en la escritura que transmite inmediatez, premura en su redacción, con vulgarismos inaceptables o incluso errores gramaticales. Y los listados de nombres familiares son innecesarios (como los que acuden al rosario).

Es uno de esos libros que a lo largo de su lectura sientes cierta rabia porque en algunos momentos resulta decepcionante cuando tenía todas las posibilidades de ser una gran obra.


Destacaría, entre otros párrafos, la descripción de los inicios de la lectura en manos de su padre, las reflexiones sobre la memoria, la música y la lectura como curación del alma y evasión de la realidad, la vida de los seres queridos tras la tragedia, la sed de justicia cuando traspasa el equilibrio y se convierte en tentación de martirio...


Transcribo uno de esos párrafos que demuestran el genio oculto del autor: "Fueron años de dicha, digo, pero la felicidad está hecha de una sustancia tan liviana que fácilmente se disuelve en el recuerdo, y si regresa a la memoria lo hace con un sentimiento empalagoso que la contamina y que siempre he rechazado por inútil, por dulzón y en últimas por dañino para vivir el presente: la nostalgia".


"El olvido que seremos" son recuerdos alegres teñidos de tragedias, desgarros y amor. Un libro muy interesante, a pesar de sus altibajos, que recomiendo por ser muy humano y un testimonio de una época de Colombia que se repite como un bucle aquí y en muchos otros lugares.



Editorial: Seix Barral

Páginas: 274




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