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El pasajero (2022). Stella Maris (2022) de Cormac McCarthy



A sus 89 años Cormac McCarthy publica estas dos novelas, relacionadas pero independientes, tras 16 años de "La carretera", la que pensábamos la última de su carrera a este paso. ¿Impresión general? Decepcionante.







"El pasajero" es una novela que algunos lectores abandonarán por su complejidad o extrañeza expositiva, algo que se despeja si hay paciencia para seguir leyendo.

La primera página a modo de prólogo es única en todo el volumen, una descripción del hallazgo de una suicida en un bosque nevado, escrita en un estilo poético y alejado del resto de la novela. El libro se estructura en diez capítulos cuyas primeras cinco o diez páginas se dedican a los delirios de Alicia Western, una enferma esquizofrénica paranoide que dialoga con el Chico Talidomida (con aletas de foca en lugar de manos), páginas con diálogos absurdos y situaciones aburridas. Para mí una auténtica penitencia. Por otra parte, llegué a interpretar qué me estaba contando McCarthy gracias al texto de la contraportada (sic), mucho antes de poder llegar a esa conclusión.

Pasadas esas páginas, con una escritura más convencional y comprensible, el escritor nos cuenta la historia de Bobby Western, hermano de la ya fallecida Alicia. La acción se sitúa en 1980, en Mississippi. Bobby es un buzo de rescate que, junto a su compañero Oliver, se encarga de investigar la situación de un avión que se ha estrellado en el golfo de México. Lo que encuentran es sospechoso: hay nueve pasajeros y los pilotos fallecidos en sus asientos y falta uno de los pasajeros, además de un posible sabotaje en el que falta la caja negra y parte del tablero de mando. A raíz de estos hechos, Bobby es interrogado y perseguido sin saber el motivo y Oliver muere poco después en un accidente extraño.

El mundo por el que se mueve Bobby está lleno de bares, moteles de mala muerte y personajes marginales, un microcosmos en el que cada uno va por su cuenta pero en el que todos se conocen y a veces se apoyan, pelean, chismorrean... Se rumorea que Bobby estaba enamorado de su hermana y no ha levantado cabeza desde su muerte.

Iremos conociendo el pasado turbulento del protagonista, la distante relación con su padre (un científico que intervino en la fabricación de la bomba atómica), la muerte temprana de su madre y la convivencia con su abuela, su pasado como piloto de carreras... y los tumbos que va dando, en una huida de una amenaza indefinida (y que nunca sabremos).


Cormac McCarthy utiliza un lenguaje descriptivo que se pierde en detalles de acciones cotidianas banales, muchas veces muy directo; gran parte del texto está plagado de largos diálogos con interjecciones inconclusas o divagaciones farragosas y poco creíbles. Ya sabemos que los borrachos enseguida filosofan, sobre todo si tienen amplia experiencia y algunos conocimientos, pero algunas disertaciones como la dedicada a la mecánica cuántica (con dieciséis páginas ininteligibles) son excesivas e insoportables. Sin contar que muchas veces no entendemos las motivaciones del diálogo y la conversación roza lo absurdo.

La suma de conversaciones y el ambiente en el que se desenvuelve el personaje crean una atmósfera que recuerda los mejores momentos de la literatura de este escritor pero no compensa el aburrimiento y desinterés en el que con frecuencia he caído.

Mencionar exageraciones en el dibujo de algunas situaciones, frente a lo ya dicho, puede carecer de importancia. Por ejemplo: un hombre se ha suicidado abriendo el gas de su casa, un mal tipo. Bobby pregunta a un vecino ¿Y no pensasteis en ir a ver qué le pasaba? Le contesta "Que se joda. Vive y deja vivir." La escena no se desarrolla más, siempre hay una carencia de matices.


Cuando llegué al segundo capítulo (página 60) me pregunté si merecía la pena seguir leyendo. Si eres de esos, no sigas, poco cambia.


Es cierto que hay páginas y diálogos que te ofrecen lo mejor de este buen escritor y el interés vuelve, aunque no perdure y continúe la lectura esperando otro de esos momentos.


En relación a la segunda novela llamada "Stella Maris" se trata de una transcripción de las sesiones que mantiene Alicia Western con el psiquiatra de un psiquiátrico en el que ha ingresado de forma voluntaria. Aquí la acción se sitúa en 1972, cuando ella ya ha tenido varias tentativas de suicidio. A través de los diálogos sabremos que sus alucinaciones ya las padecía desde su infancia. Muchos hechos ya los conoceremos, algunos incluso se repetirán de forma innecesaria.

La técnica de construcción de diálogos es similar al primer libro, con más disrupciones debido a las características inestables del personaje. Sin entender el motivo, McCarthy ha decidido "regalarnos" lecciones incomprensibles y aburridas de matemáticas poniendo a prueba la continuidad del lector, una vez más.



En resumen, dos novelas que Cormac McCarthy podía habernos ahorrado y, de esta forma, dejar que el buen sabor de su obra precedente fuera lo que perdurara.



Editorial: Random House

Páginas: 430 y 190




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