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Fouché (1929) de Stefan Zweig



Primera biografía que leo de Stefan Zweig, tras una decena de novelas cortas y cuentos magníficos. Fouché fue un personaje maquiavélico apasionante que Zweig nos refleja en unas páginas en las que nos transmite su pasión por este misterioso político.





En un curioso prefacio, Zweig nos confiesa que consideraba a Fouché un "figurante de poca importancia" en la historia francesa, traidor y miserable, hasta que leyó la novela de Balzac "Un asunto tenebroso" en la que se rescataba las verdaderas dimensiones de Fouché, un diplomático que estuvo en la sombra en muchas ocasiones pero que lideró el curso de la historia en uno de los periodos más convulsos de Francia. "Los diplomáticos, esa raza intelectual, la más peligrosa de todas".


Hombre de sangre fría que sólo busca su propio interés, manipular los hilos de la historia para ello, golpear sin ser esperado, destruir desde la sombra, gobernar en el despacho y en las comisiones, precipitar la caída de sus opositores, también dejar caer a sus amigos si su sacrificio es necesario. El traidor que cambiará de parecer cuando calcula que está en el partido equivocado, en el de la minoría. Su primera maniobra notable será la modificación de su voto, en veinticuatro horas y sin avisar, para condenar a muerte al rey Luis XVI: votó a favor cuando había dicho a sus compañeros de partido que iba a defender lo contrario.

Zweig nos define al político en las primeras páginas: un hombre que aprendió la técnica del saber callar, el arte magistral de la autoocultación, la observación de las almas y la psicología, el autodominio y el rostro inmóvil.

Fouché (1759-1820) participó en la Revolución francesa (protagonizó uno de los episodios más sangrientos), sobrevivió a los girondinos y después a los jacobinos, fue ministro en la República, consiguió ser duque de Otranto y fue también ministro y espía de Napoleón, apoyó la vuelta del rey... Hasta su caída definitiva, él permaneció en todos los gobiernos, condenó y evitó ser condenado, se convirtió en imprescindible para algunos, en incombustible para otros. Rodeado de enemigos, él fue el mayor de todos.


Quizá Zweig no es siempre objetivo en lo que cuenta, aunque se basa en la documentación histórica (con episodios, no obstante, que sólo permiten la especulación y así nos lo dice). Hay momentos en los que el escritor se deja llevar por su propio apasionamiento y utiliza recursos narrativos para dar fuerza al drama: en una de las ocasiones que Fouché tiene que desaparecer con su familia nos dice "cae de los más altos peldaños del poder a tal oscuridad, tal suciedad y lodo, que se pierden sus huellas", con la idea de la miseria cuando no resulta concebible que Fouché no tuviera dinero oculto para seguir viviendo bien. Otra posible incongruencia la encontramos en este momento en el que parece estar perdido del mundo y de la sociedad y, en cambio, afirma que servía de espía a Barras escuchando todos los chismes del círculo... Son detalles de relativa importancia.


Zweig se caracteriza por ser un escritor conciso y, no obstante, de gran fuerza expresiva en una narrativa que no supera las ciento cincuenta páginas cuando escribe novelas. Esta biografía tiene casi el doble de extensión (una novedad en mis lecturas) y me ha sorprendido encontrar un Zweig que se repite en recursos narrativos o caracterizaciones del personaje: hay cierta demora en el desarrollo argumental al volver a ideas ya desarrolladas en capítulos anteriores. Por otra parte, deja algunos episodios esbozados sin aportar la luz necesaria.

Estos hechos han restado brillantez a la biografía a pesar de no caer en el exceso de comedimiento por ser respetuoso con la Historia en detrimento del perfil psicológico (y subjetivo) del personaje.


Fouché fue un individuo muy complejo, con la suficiente ambigüedad de movimientos y hechos decisivos históricos como para provocar el interés del lector (no sólo del escritor). Zweig muestra su maestría en muchos episodios. Un ejemplo de su brillantez la podemos encontrar en el enfrentamiento entre Robespierre y Fouché en el que, conjuras, encuentros y desenlace, es relatado de forma indirecta, sin diálogos concretos o hechos directos, con una narrativa centrada en la tensión, el movimiento oculto, incluso el miedo... mantiene la expectación por el resultado de la lucha a muerte, la confabulación... aunque sepamos el resultado final; utiliza los recursos de cualquier ficción para apasionar al lector en el relato.

Otro de los capítulos destacables es la cena en la que Fouché invita a Napoleón y sus conspiradores, en el que es protagonista el juego dialéctico con el que disfruta el anfitrión.


"Unos cuantos meses, unas cuantas semanas son mucho en una época en la que el reloj del mundo corre furioso."

"Fouché sólo gana prestigio ante Bonaparte, no amor.( ) Los reyes no quieren a los hombres que los han visto en un momento de debilidad, y las naturalezas despóticas no quieren a sus consejeros cuando se han mostrado más inteligentes que ellas, aunque sólo sea una vez."

"Cuesta cierto esfuerzo imaginar que el mismo hombre, con igual piel y los mismos cabellos, era en 1790 profesor en un seminario, y en 1792 saqueador de iglesias, en 1973 comunista y cinco años después ya multimillonario y otros diez años después duque de Otranto."



Editorial: El Acantilado

Páginas: 279


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