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La casa de Bernarda Alba




"La casa de Bernarda Alba" bajo la dirección de José Carlos Plaza tiene un carácter menos trágico, una atmósfera lorquiana menos claustrofóbica por el aire de chascarrillo que introduce el personaje de la criada. A pesar de ello, la representación me parece muy destacable y, sin duda, recomendable.





Tras la muerte del señor de la casa, Bernarda Alba decreta un luto de ocho años durante los cuales sus cinco hijas tendrán que vivir enclaustradas en su casa. La autoritaria y estricta madre impondrá normas y rutinas, bajo estrecha (aunque infructuosa) vigilancia, para que esas mujeres respeten el luto, un entierro en vida. La hija mayor será la única que estará autorizada para ver a su prometido a través de la reja, pendiente de una próxima boda. La frustración, la envidia, el resentimiento entre estas mujeres aisladas y castradas serán el motor del drama. La criada intentará ser la mediadora entre todas ellas y con la señora. El aire de tragedia griega se palpa en esta obra de mujeres enlutadas.

La obra de Lorca retrata con dureza la vida de esas mujeres sin hombre que acaba por estallar de forma inevitable, es un drama de principio a fin, sin concesiones y sin salida, en el que la sociedad (y la personalidad inflexible de la viuda) impone normas injustas a las mujeres. El deseo abrirá una grieta.


La dirección de José Carlos Plaza ha querido restar algo de dramatismo a esta obra y ha introducido algunos matices en el personaje de Poncia, la criada. Ha elegido una actriz como Rosario Pardo que se presta a gestos y entonaciones que se aproximan al comentario o cotilleo femenino que no puede reprimir su lengua ante los actos de su ama, a la que respeta pero detesta. El hilo fino entre el comentario desenfadado y el humor inadecuado se mantiene en los parámetros que exige el drama y, desde mi punto de vista (no compartido por muchos), me parece ajustado y respetuoso con el espíritu de la obra (aunque no sería mi elección, desde luego). El trabajo interpretativo de Rosario Pardo es excelente pero no por encima de la gran Bernarda que nos ofrece Consuelo Trujillo, quizá demasiado seca pero perfecta en su papel.

El resto de las actrices se ajustan lo necesario a su papel, sin destacar, unas mejores que otras. Problema de casting aparte, con la actriz Montse Peidro que, por edad, parece la madre del resto de las hermanas.


La tensión dramática y la resolución de los conflictos de algunas escenas hubiera exigido mayor fuerza y una atmósfera más implacable que lo conseguido por el director, todo es algo más ligero en esta representación... menos la señora Bernarda.


Comentario aparte, el recurso de bajar y subir el telón entre actos (de forma apresurada) convence muy poco a estas alturas, en pleno XXI.

Paco Leal ha diseñado un espacio escénico que nos sitúa en el patio de la casa en todo momento, nada destacable aunque ajustado a la idea (salvo por las pinturas tipo pompeyano que parecen inadecuadas).


En general, esta representación está bien realizada y el texto de Lorca se disfruta como siempre.



Texto: Federico García Lorca

Dramaturgia y dirección: José Carlos Plaza

Intérpretes: Ana Fernández, Ruth Gabriel, Mona Martínez, Zaira Montes, Rosario Pardo, Montse Peidro, Marina Salas y Consuelo Trujillo

Escenografía e iluminación: Paco Leal

Sonido: Arsenio Fernández

Vestuario: Gabriela Salaverri

Ayudante de dirección: Jorge Torres

Producción: Producciones Faraute

Teatro: Teatro Español Del 6 de mayo al 5 de junio de 2022

Duración: 80 minutos








































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