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La madre




Con la misma estructura que "El padre", Florian Zeller escribe esta espléndida obra, más compleja, sobre una inquietante madre que nos enternece al mismo tiempo que nos agobia. Una historia nebulosa, con aristas, y al final descubriremos su sentido aunque algunos de los hechos puedan tener diferentes interpretaciones. Aitana Sánchez-Gijón está brillante.







Una mujer está obsesionada con la ausencia del hijo que ha abandonado el hogar para emprender una nueva vida con su pareja. El matrimonio se ha quedado solo y esa madre se da cuenta que los lazos con su marido son más débiles de lo que pensaba, que su vida giraba de forma exclusiva alrededor del hijo. Un hijo que no la llama por teléfono ni la visita, una madre que ya no es madre y que ve su vida como algo inútil.


A lo largo de la obra nos encontramos con escenas que se repiten en una versión diferente a la anterior, diálogos parecidos pero con diferencias, una versión más liberadora que raya con lo inverosímil, la locura o el pensamiento desinhibido, según cada uno quiera interpretarlo, con una evolución a lo largo de la obra que va esclareciendo la interpretación de lo que ocurre. Hay en la segunda versión de cada escena una extrañeza que a la historia aparentemente realista se le adhiere una tensa atmósfera y una incógnita que atrapa al espectador. El final sorprende pero no desconcierta porque las claves para desentrañar lo que ocurre están colocadas con honestidad, sin caer en inútiles malabarismos.


La obra nos plantea varias reflexiones a partir de una pregunta y el dibujo de una madre obsesiva: ¿Qué pasa cuando el único sentido de la vida de una mujer es ser madre y ya no tiene a sus hijos en casa?


No es una obra fácil porque exige paciencia al espectador, con la repetición de cada escena en una versión algo diferente, y puede producir cierto agotamiento (no fue mi caso) y requiere entrar en el juego de resolver el misterio a través de pistas confusas. Yo he disfrutado muchísimo con este inteligente rompecabezas que plantea un drama familiar habitual con un toque distorsionador y un original desarrollo.


Destaca el excelente trabajo interpretativo de Aitana Sánchez-Gijón que el director Juan Carlos Fisher ha modulado para que el personaje fluctúe dentro de su continua desesperación. Aitana es el foco permanente de la mirada del espectador que intenta desentrañar en sus ojos, los gestos y la voz qué ocurre en la mente y la psique de esta madre.

Estupendo también Juan Carlos Vellido, aunque su papel no permita ese lucimiento reservado para la auténtica protagonista; todavía menor relevancia los personajes de Álex Villazán, siempre destacable aunque sea secundario, y de Júlia Roch que interpreta de forma convincente la mujer rival.


Una escenografía en exceso sencilla y funcional (los gastos en decorado se han recortado de forma abrupta en todos los teatros) que, sin embargo, me pareció acertada en esa parte final que se abre (no doy pistas). El peso atmosférico de la obra se debe al gran trabajo de iluminación que realiza Pedro Yagüe.


"La madre" es un drama cotidiano llevado al extremo con una original construcción de la obra que reta a la imaginación del espectador para descubrir qué hay más allá de lo que vemos y a través de quién lo vemos. Muy recomendable.




Texto: Florian Zeller


Dirección: Juan Carlos Fisher


Intérpretes: Aitana Sánchez-Gijón, Juan Carlos Vellido, Álex Villazán y Júlia Roch


Composición musical: Joan Miquel Perez


Escenografía: Alessio Meloni


Iluminación: Pedro Yagüe


Vestuario: Elda Noriega


Ayudante de dirección: Rómulo Assereto


Producción: Barco Pirata producciones y Producciones Rokamboleskas


Teatro: Pavón Del 6 de marzo al 12 de mayo de 2024


Duración: 85 minutos





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