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Lo que ellos dicen o nada (1977) de Annie Ernaux




Annie Ernaux explora sus experiencias, en esta ocasión la adolescencia de una chica en la Francia de los años cincuenta o sesenta, en primera persona y con la mentalidad próxima a esa edad, en un lenguaje directo. Más allá de los elementos de la autoficción, existe una narrativa que nos aproxima a cada lector a la compleja psique de las adolescentes que viven en una confusa sociedad machista.







La narradora y protagonista es una chica insegura, sin ideas claras sobre el rumbo de su vida, insatisfecha con todo, con unos padres que la presionan para que apruebe los estudios y no acabe trabajando en la fábrica. Una chica con pocas amigas, nada habladora, con un aspecto físico poco desarrollado en relación a otras chicas de clase y que se siente fea si lleva gafas. Ignora y desprecia de forma generalizada el mundo de los adultos, desconectado de ella, incapaces de entenderla. Unos padres que siempre la critican por su forma de vestir, sus salidas, sus compañeras, los estudios, su actitud... Unos padres a los que detesta.

Ella tiene las preocupaciones propias de la adolescencia: el deseo de divertirse, conocer gente nueva, el desconocido mundo de la sexualidad y de los hombres... ¡Preocupada por morir antes de follar por primera vez!

También aparecen en su vida otros elementos importantes como el descubrimiento de la literatura: tras las novelas por entregas o los aburridos libros recomendados por el profesor, cae en sus manos "El extranjero" y se despierta una pasión por la lectura y una visión de la vida y de sus padres diferente, crítica, distanciada (aunque no termine de entender la novela). Nos dice "la lectura sí es peligrosa, después de leer el libro, mis viejos parecían unos payasos".

O las ideas revolucionarias, a través de su amigo Mathieu, que despiertan en ella más pasión que comprensión, sin entender ni digerir todo lo que le cuenta.

En la personalidad poliédrica de esta joven, de cualquier joven, también hay rasgos egoístas que confiesa con sinceridad, como el desprecio a los padres y la necesidad de liberarse de ellos. De su madre dirá, observándola un día de verano en la cocina, "Cuánto tiempo llevaba sin decirme nada interesante... descubrí que en el fondo no la necesitaba, salvo para comer, dormir y comprarme ropa."


En el camino iniciático a la vida adulta y al despertar del sexo, Annie Ernaux lleva al lector a una inmersión en la mentalidad machista de la sociedad del momento, en parte, asumida por las propias jóvenes que desconocen todo lo relativo a las relaciones con los hombres.

Hay varias escenas desgarradoras que describe con sencillez y sin dramatismos aunque de forma contundente y con todo el caos mental que implican. Una de ellas es la primera relación sexual que siente como un puñal y el trato de su pareja.

La aceptación de las humillaciones, el maltrato oral, las frases graciosas pero ofensivas que pueden llegar a normalizarse, forman parte de la rutina machista que tolera la mujer.


La novela es muy corta en páginas pero los temas que aborda, desde un testimonio directo, son muchos y cada lector se detendrá más en unos u otros. La soledad de la adolescencia sería uno más que podría desarrollar pero que dejo que vayáis descubriendo si os decidís a leer esta novela.


El estilo de Annie Ernaux es sencillo, natural (lo que no quiere decir que no haya un trabajo reflexivo, elaborado y de síntesis al mismo tiempo). Utiliza un lenguaje próximo a las expresiones y pensamientos de una adolescente para dar credibilidad al testimonio en primera persona. También hay una progresión en el personaje que parte de un pensamiento pueril que asume los convencionalismos impuestos y evoluciona a un cuestionamiento de lo que va ocurriéndole.


En su escritura mezcla los recuerdos de la infancia y de la adolescencia: en una misma frase puede recoger varios recuerdos o impresiones de diferentes etapas sin separarlas. La suma de todo ello nos describe el estado psicológico y mental de esa joven, el batiburrillo de una época indefinida, una época difícil y a expensas siempre de los demás.

Sin casi párrafos (escasos puntos y aparte) une el pensamiento, el relato y los diálogos en una continuidad homogénea que constituye un todo.

Recurre pocas veces a la ironía o el sarcasmo (capacidades de madurez del adulto) aunque no deja de exponer las incongruencias que va observando en el mundo de los adultos, en las actitudes machistas y en sus propias actuaciones.

Una significativa ironía se permite tras la primera relación sexual: "hay que ser retorcido para preguntar si te gusta; no es la pregunta adecuada cuando lo único que quieres es gritar de dolor." El título de la novela define muy bien todo el contenido del libro.

Aunque menos desarrollado que en otras novelas, Annie Ernaux siempre aborda la cuestión del tiempo y la inexactitud del recuerdo (físico y mental, este último siempre más complejo): hasta qué punto lo escrito ahora refleja con fidelidad su pasado cuando la mujer actual está contaminada por más experiencia, más sabiduría y, también, por el conocimiento de lo que pasó después con su vida.


Sorprende la madurez y el gran nivel de esta novela de Annie Ernaux que fue la segunda que publicó. Entonces tenía 37 años. Recibió el premio Nobel de literatura en 2022.




Editorial: Cabaret Voltaire

Páginas: 163




Otras críticas de Annie Ernaux en este blog:

No he salido de mi noche (1996)

Memoria de chica (2016)




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