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Los amigos de ellos dos


Interesante obra que conforme avanza se pierde en disputas trilladas cuando de partida había una relación original, sigue por unos derroteros que acaban por incluir chistes simples y, hacia el final, se permite dos sorpresas poco congruentes.

Me entretuvieron las magníficas interpretaciones, muy naturales y compenetradas, de la pareja que conforman Malena Alterio y David Llorente.







Desde hace doce años quedan a cenar todos los jueves dos parejas de amigos. Como siempre, Nicolás y Liza tienen que esperar, aunque en esta ocasión el tiempo se alarga más. En esa espera contemplamos a una pareja de mediana edad que tienen sus pequeños problemas, como todos, y se plantean cual es su relación real con los otros amigos. ¿Les interesamos realmente? ¿Somos los que cedemos siempre? ¿Qué nos aportan? ¿Si acabara esa amistad qué nos supondría? Son preguntas que a lo largo de nuestras vidas nos hemos podido plantear, por lo que la obra se observa con mucho interés. El drama realista se salpica con notas desenfadas que aparecen en la caracterización de cada uno de ellos o en su enfrentamiento en los pequeños detalles. Hasta aquí todo va muy bien.


Estas preguntas vitales tienen que aterrizar en unos personajes concretos, los que vemos en escena y en la otra pareja que nunca aparecerá (como se intuye desde el principio o si, simplemente, te lees quiénes protagonizan la obra).

Todo empieza bien, con un diálogo discontinuo, el propio de una espera, con actitudes diferentes entre ellos, algún reproche, plantearse la relación propia y con la otra pareja... hasta que nos damos cuenta que, por lo que van contando, los otros son muy ricos (enseguida críticas viperinas comunes al respecto) y ellos son unos dependientes, envidiosos, etc. La discusión que se acrecienta también pasa por situaciones ya vistas y bastante vulgares, es el momento al que recurren los dramaturgos para convertir la situación tensa en una comedia sin valor añadido, más allá de provocar risas cómplices en el público.


Difícil obviar los giros absurdos (no estamos en una obra del absurdo) que pretenden sorprender al espectador y salir del teatro con el truco final en la mente. No, no convence, sino que echa más tierra encima a una obra que podía haber profundizado más en la compleja relación de amistad, en su fragilidad e inseguridades, y no reducir hasta la simpleza a los protagonistas.

Y no, no convence tampoco ese extraño movimiento final del decorado, un movimiento metafórico, con una lectura adicional que ahonda en un absurdo fuera de lugar y que no explico aquí para no desvelar más.


Malena Alterio y David Llorente son cómplices en una obra a la que le dan mucho más de lo que les devuelve y que sin ellos no sería llevadera. Hasta en los silencios están perfectos.




Texto: Matías del Federico y Daniel Veronese

Dirección: Daniel Veronese

Intérpretes: Malena Alterio y David Llorente

Iluminación: Pedro Yagüe

Escenografía: Elisa Sanz

Vestuario: TallerEs

Producción: Teatro Español, ProduccionesOff y Vania

Teatro: Naves del Español en Matadero. Sala Max Aub Del 11 de mayo al 16 de junio de 2024

Duración: 75 minutos










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