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Los que se van y los que se quedan (2014) de Parinoush Saniee



Esta novela relata un reencuentro familiar, tras varias décadas de separación, entre los que se quedaron en Irán y los que emigraron, dos formas de vida diferentes que entran en conflicto por el presente y el pasado. Parinoush Saniee no ha conseguido interesarme hasta la segunda parte del libro.






Hace treinta años que la abuela no ve a parte de su familia, a la que emigró muy joven de Irán tras la revolución de 1979. La abuela tuvo seis hijos y ahora es una familia numerosa la que se reúne en una gran casa en Turquía para conocerse. El relato en primera persona irá de la mano de Dokhi, la nieta que vivió con sus abuelos tras la muerte de sus padres, la única huérfana de la familia.

Diez días que pronto acaban en discusiones enfrentadas por visiones opuestas del pasado y de la realidad de Irán y de Occidente. Algunos emigraron a Estados Unidos, Francia, Canadá o Suiza, la otra mitad de la familia se quedó por diferentes motivos.

Las ideas preconcebidas, la envidia, las diferencias culturales, incluidas las religiosas, se convertirán en un muro entre ellos.


Las primeras discusiones abordan los temas en conflicto desde estereotipos ya conocidos, son confrontaciones banales y no ahondan en la complejidad de las diferencias coyunturales entre occidente y oriente. Me parecieron debates tan pueriles y de manual que me planteé dejar el libro (es un decir, es excepcional que deje sin terminar una lectura).


A mitad de libro se produce un cambio importante, cuando los personajes hablan de su experiencia personal, cuando aparecen testimonios creíbles de cada una de las partes y la escritora abandona sus intentos de exponer y profundizar en las ideas contrapuestas de cada cultura, la no aceptación de la dictadura religiosa frente a la no aceptación de las costumbres liberales (en la voz de sus personajes) y que no conseguía plasmar.

Interesan entonces varios temas humanos: esa falsa idea sobre el que vive en el extranjero, visto como un triunfador que no puede quejarse de su suerte cuando en realidad ha sufrido la miseria y discriminación del inmigrante y, al final, no siempre ha conseguido el bienestar deseado; la mitificación del pasado, los recuerdos de infancia de los que se fueron y embellecen los hechos frente a la realidad de los que se quedaron y ya no recuerdan siquiera ese pasado; las desgracias de los que se quedaron no conocidas por los que se fueron como los bombardeos continuos durante la guerra, el control de la policía religiosa, la ausencia de motivaciones para el futuro (el sueldo que no llega para mantenerse); los reproches hacia los que luchan desde fuera por cambiar las cosas en Irán y se consideran más patriotas que los que se quedaron, cuando quizá tuvieron que luchar desde dentro...


Las posturas irreconciliables de los personajes se aproximan con el testimonio directo, cuando se habla en primera persona y desde el sentimiento y no desde el intelecto y el discurso apropiado. La excepción lógica estará en el cuñado fanático religioso, cerrado a cualquier idea diferente.


El simple estilo directo del relato que, además, dedica mucho espacio narrativo para indicarnos dónde se encuentra cada miembro de la numerosa familia y qué hace (sin aportar nada) supone un lastre en la lectura junto a esa primera parte superflua. Motivos suficientes para que no llegue a compensar el resultado final.


"Los que se van y los que se quedan" es una novela más de las que se publican con buenas intenciones pero en la que la escritora no tiene una calidad literaria e intelectual suficiente para recomendar su lectura.




Editorial: Alianza

Páginas: 254

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