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Montevideo (2022) de Enrique Vila-Matas



Desenfadado e interesante recorrido por el mundo de un escritor que bucea en la vida y la literatura para reflexionar sobre sus vivencias y fantasías. Una vez más, Enrique Vila-Matas juega a la autoficción aunque en esta ocasión parece que la invención tiene un rol más determinante.






El narrador es un novelista que mira hacia atrás y nos cuenta, con leve ironía y humor, algunas de sus experiencias: desde la primera vez que llegó a París, con la idea de encontrarse una idílica bohemia intelectual, al obsesivo cuarto de hotel montevideano donde se aloja para reencontrarse con el mismo cuarto donde Cortázar estuvo y le inspiró un relato lleno de misterio. La frontera entre realidad y sueño, vida y literatura parecerá que se difumina en algún momento del libro. El protagonista se verá envuelto en situaciones embarazosas o ridículas cuando se deje llevar por alguna de sus obsesiones.


Este narrador hará confesiones al lector sobre sus preferencias literarias o estilísticas de las que no sabremos con certeza si pertenecerán al protagonista o al propio autor. Por sus páginas pasa Antonio Tabucchi y su encuentro en un bar, la admiración que siente por "Dama de Porto Pim", un libro que reúne cuentos cortos, memorias, una biografía, canciones o textos legales (esa amalgama de estilos y caminos dispares que son amados por Vila-Matas). También habrá un lugar destacado para el "Tristram Shandy" de Laurence Sterne en el que el sentido del humor y el leve hilo narrativo que da lugar a las profusas disgresiones de Sterne son, entre otras características, motivo de admiración del protagonista / autor; y de Julio Cortázar, que a pesar de no haberlo leído mucho, su relato "La puerta condenada" será el hilo conductor del protagonista y de la novela en la segunda mitad del libro.

Por sus páginas también discurren Rimbaud, Robert Walser, Stendhal, Nietzsche o Borges, por mencionar otros.


Algunas citas o episodios curiosos que menciona de otros escritores se salen del hilo de lo narrado, se incluyen de forma forzada y, a pesar de ello, no importa esa falta de espontaneidad porque el relato es ameno e interesa aunque se resienta esa continuidad narrativa. Como es fácil de deducir, un texto que se deja llevar por el fluir anárquico de anécdotas, referencias y recuerdos, tendrá capítulos que estarán mejor o peor conseguidos (hay cierto desequilibrio) y, según el lector, le parecerán más o menos interesantes.

La segunda parte del libro se centra más en las aventuras del escritor en torno al cuarto de Cortázar y la exposición que, en cierta forma, homenajea este episodio.


Me resulta muy curiosa e interesante la clasificación que hace de las tendencias narrativas que divide en cinco categorías (página 16) y sus afirmaciones de que la autoficción no existe porque todo es autoficcional y la no ficción tampoco existe porque cualquier versión narrativa de una historia real es siempre una forma de ficción. Hay unas cuantas ideas que me he anotado.


"Montevideo" tiene el estilo característico de Enrique Vila-Matas, en el que se encuentra a gusto el escritor y en esta ocasión con un contenido más humorístico y anecdótico, errático como todos sus libros y muy entretenido, sobre todo si conoces alguno de los escritores y obras que menciona; no obstante, para aquellos escritores que desconoces, el libro se convierte en una fuente de curiosidad y sabe transmitir el impulso por el conocimiento, despertar el interés por bucear en otros autores.


Inteligente entretenimiento y puerta abierta a otras aventuras literarias.



Editorial: Seix Barral

Páginas: 300

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